Un terremoto de poca intensidad sacude California. La agente del FBI Judy Maddox sabe que esta vez no se trata de un fenómeno natural; este es un seísmo provocado, un aviso al gobierno. Los integrantes de una comuna vinícola han ideado un sistema para ocasionar terremotos con el objetivo de que el gobernador de California detenga las obras de construcción de una presa y evitar así que el valle donde viven sea inundado.
Casi sin pistas, con el apremio de un desastre inminente bajo sus pies, la agente federal Maddox emprenderá una agónica carrera para acabar con el peligro que amenaza con destruir todo el estado.
En la oscura nave de la estación de Amberes ?así empieza su historia el narrador? había un hombre joven, rubio, con pesadas botas de excursionista, pantalones de faena azules y una vieja mochila, ocupado intensamente en tomar notas y hacer dibujos en un cuaderno. El narrador lo observa fascinado y comienza entonces una relación que se desarrolla durante decenios. Jacques Austerlitz se llama el enigmático extranjero. Vive en Londres desde hace muchos años pero no es inglés. En los años cuarenta, siendo un niño judío refugiado, llegó a Gales y se crió en casa del párroco de un pequeño pueblo, con el predicador y su mujer, personas mayores y tristes. El chico crece solitario y cuando conoce su verdadero origen y su nombre verdadero, sabe también por qué se siente extranjero entre los hombres. Sebald recoge en este libro la historia de un ser trastornado, desarraigado. Busca en el pasado, que revive una vez más en el denso lenguaje de uno de los narradores más importantes y originales de nuestro tiempo.
Un western experimental sobre el célebre duelo en el O.K. corral que retrata con sostenido brío un mundo de personajes sumidos en la violencia.
El célebre y legendario duelo de O.K. corral, en la localidad de Tombstone (Arizona), inmortalizado en decenas de películas, sirve de pretexto a Cela para escribir, contra todo pronóstico, un particularísimo western que se cuenta entre sus novelas más portentosas. El monólogo alucinado de Wendell Espana, un hombre sin apenas cultura en cuya memoria pululan infinidad de personajes y anécdotas, se traduce en una letanía de enormidades, llena de salvajismo, de violencia, de sexo, de bestialidad, en la que, sin renunciar nunca al humor, Cela da rienda suelta a su vena más transgresora y formalmente más extrema.
En un futuro cercano, nada imprevisible ha ocurrido. Al contrario, todo es un poco más frío, más distante. Los ancianos, los sentimientos o la vida de los outsiders valen menos y las fronteras, más.
Esta es la historia de Shasta, hija de un disidente y locutor furtivo de relatos. Ambos construyen emisoras de radio en un taller secreto de su casa. Con ellas realizan incursiones nocturnas y narran historias que forman parte de un plan cuyo propósito completo Shasta desconoce. También es la historia de Matt Scott, director del cuerpo de seguridad de fronteras, el peor enemigo de los disidentes y vecino de Shasta. La trama los unirá en un duelo psicológico de mutuos intereses escondidos en conversaciones íntimas que ninguno elude. La intuición y la inteligencia serán las únicas armas de un juego que poco a poco se intuye fatal.
Disidentes se plantea con todo el suspense de un thriller de ciencia ficción. No obstante, la tensión argumental de esta novela no es su máximo valor, el diseño de su arquitectura permite que asome en la novela una nueva capa más profunda, más vital.
Disidentes está construida por una historia trasversal la cual se ve atravesada por la narración furtiva de diez relatos. Diez relatos de gran fuerza visual, cosidos sobre ella de tal forma que cada uno aporta un eco importante a su paso. En cada narración, el suspense del thriller deja lugar a materias más íntimas. El amor, la vejez, los recuerdos, el concepto del tiempo o del mal flotan en la trama de cada relato y, gracias a ellos, la historia trasversal consigue revelarse en todas sus dimensiones llegando a tomar una entidad y un calado inesperados.
Valentía, sacrificio y el sentimiento más poderoso del mundo: el amor de una madre por su hija.
Reyes Monforte vuelve a sumergirse en una emotiva historia sobre el amor en las circunstancias más adversas. Originalmente publicada en 2008, esta novela trata del caso de la abogada valenciana M.ª José Carrascosa, encarcelada en 2006 en una prisión de New Jersey por no renunciar a la custodia de su hija.
Su historia comenzó en 1998, cuando se casó con un estadounidense que había conocido por internet. Cuando empezó a descubrir las mentiras que envolvían su apacible vida, ya tenían una hija en común y era demasiado tarde. A partir de ese momento, Peter, su marido, se convertiría en el objeto de sus pesadillas. Poco a poco, M.ª José fue destapando la verdad sobre el hombre del que se había enamorado: averiguó que tenía antecedentes penales por drogas, había utilizado varias identidades falsas y la había estado envenenando con pesticidas y fármacos durante su matrimonio, como ya había hecho con tres de sus anteriores parejas, aunque él siempre lo negó. La española fue arrestada en Estados Unidos por haber sacado a su hija del país sin autorización y fue condenada a catorce años de prisión.
Amparándose en la coartada del terrorismo, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy.
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela -o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir- le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo.