Las Rimas de Bécquer son hoy la más conocida de las colecciones poéticas del siglo XIX. Exponente de una lírica incómoda en el corsé romántico y casi modernista, estos poemas breves deben su liviandad a un esforzado trabajo de depuración estilística. A su vez, las Leyendas son narraciones fantásticas de tono intimista y lúgubre, basadas en su mayoría en relatos populares, y suponen una de las producciones más representativas del posromanticismo de nuestro país.
El catedrático emérito en literatura española de la Universidad Nacional de Educación a Distancia Enrique Rull firma la introducción, las actividades finales y las notas que acompañan al lector a lo largo del volumen. Desde la semblanza de Bécquer hasta el análisis de su poética y el estudio de las fuentes de las que bebe su narrativa, la presente edición, que incluye asimismo las Cartas literarias a una mujer, resulta imprescindible para el estudio pormenorizado de esta obra cumbre de las letras hispánicas.
«-Anda,niña: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certerom como a una mariposa cuya sentencia estaba escrita desde siempre.-»
En el pueblo de Z, en la Costa Brava, el extraño homicidio perpetrado en una pista de hielo clandestina, erigida bajo un halo de misterio e ilegalidad, enturbia los calurosos días de un verano como cualquier otro. Tres voces dan vida al relato de los hehcos: la de Remo, chileno con pretensiones de escritor; la de Gaspar, mexicano aspirante a poeta que trabaja de noche como vigilante de un camping, y la de Enric, político catalán embelesado por una bella y veleidosa patinadora. Los testimonios de cada uno de ellos se entrecruzan y pugnan para hacerse con una verdad a la que solamente el lector, como un detective que debe lidiar con el peso de la investigación, tiene acceso. Los narradores, unidos en la tragedia y en el hastío existencial, dibujan con sus historias no sólo un asesinato, sino un crimen contra su dicha, que parece no tener fin.