A los veintidós años, Sydney lo tiene todo: el novio perfecto, un futuro brillante y un bonito apartamento que comparte con su mejor amiga. Pero todo cambia el día en que Ridge, su misterioso y atractivo vecino músico, le advierte de que su novio la engaña con su mejor amiga y Sydney debe decidir qué hacer con su vida. Sólo con lo puesto y sin recursos, Ridge la acoge en su casa y no deja de sorprenderla. Sydney vibra cuando él toca sus hermosas melodías y, aunque el corazón de Ridge está ocupado, él no puede ignorar que ha encontrado a su musa. Cuando finalmente se den cuenta de que se necesitan, entenderán que los sentimientos no pueden traicionar al corazón.
Amores de adolescencia evocados con serena nostalgia, jóvenes apenas vislumbradas, reseñas de jazz sobre discos imposibles, un poeta amante del béisbol, un simio parlante que trabaja como masajista y un anciano que habla de un círculo con varios centros... Los personajes y las escenas de este esperadísimo volumen de relatos hacen saltar por los aires los límites entre la imaginación y el mundo real. Y nos devuelven, intactos, los amores perdidos, las relaciones truncadas y la soledad, la adolescencia, los reencuentros y, sobre todo, la memoria del amor. Un narrador en primera persona que, a veces, podría ser el propio Murakami. ¿Se trata entonces de un libro de memorias, de unos relatos con tintes autobiográficos o de un volumen exclusivamente de ficción? El lector tendrá que decidir.
En un mundo que se vuelve cada vez más intangible, los poderosos, nostálgicos de un pasado que apenas conocieron, compiten por hacerse con cualquier icono de la era predigital. Daniel Adelbert, un «prospector» especializado en recuperar piezas del siglo XX, es contratado por el coleccionista Kenzô Inamura para encontrar no un objeto, sino a una persona: un hombre que se movió entre las sombras del pasado siglo e influyó de manera decisiva en su desarrollo.
En el otro extremo del mundo, la periodista Alicia Lagos recibe un extraño correo de su exnovio recientemente fallecido. El mensaje parece legarle una investigación inconclusa, poniéndola sobre la pista del misterio oculto tras los muros del orfanato irlandés de St. Martha.
Ambas investigaciones confluyen en una misma pregunta: ¿qué es el Proyecto Zeitgeist? La respuesta se halla bajo las piedras de la Ciudad Blanca de Tel Aviv, en los arrabales flotantes de Singapur y en el murmullo de la Red de datos. Responderla es desentrañar un secreto que ha costado la vida de muchos, un secreto silenciado durante décadas.