Her luck takes a turn when Madeline Hemsley, a mysterious socialite, pays Hazel a visit with an offer too enticing to resist. An orphan girl has disappeared from a children's home—The Orphanage By The Lake, as the locals call it—and Madeline wants Hazel to find her.
At first glance, it appears to be a standard runaway case, but as Hazel plunges into the investigation, she finds signs of something more: unexplained blood stains, cryptic symbols, sinister figures shadowing her every move. The more she digs, the more she realizes that The Orphanage By The Lake holds terrifying secrets, and even worse…
Esta comedia frívola para gente seria, o, como tambien la describe Oscar Wilde, "una farsa admirable para el estilo, pero fatal para la escritura", es quizá la obra más conocida y representada del genial autor irlandes. En ella, Wilde se consagra al ingenio del lenguaje y hace del estilo, la cháchara y el sinsentido el núcleo de la pieza. Comedia de enredos que lanza sus dardos al matrimonio, la religión o aquello que nos hace respetables, narra la historia de dos hombres, Jack y Algernon, que emplearán toda clase de engaños para añadir emoción a sus vidas.
Lily no siempre lo ha tenido fácil, pero ha recorrido un largo camino para llegar donde está ahora. Su vida comienza a cambiar el día que Ryle Kincaid, un extraordinario neurocirujano, se fija en ella. Todo en él parece perfecto, salvo su completa aversión a las relaciones, así que cuando Lily se da cuenta de que ella es la excepción a su regla de «no tener citas», no puede evitar preguntarse por qué ha tomado esa decisión.
A medida que las preguntas sobre su relación la asaltan, también lo hacen los pensamientos sobre Atlas Corrigan, su primer amor y un vínculo con el pasado que dejó atrás. Él era su alma gemela, su protector. Cuando Atlas reaparece repentinamente y Ryle comienza a mostrar su verdadera cara, todo lo que Lily ha construido con él se ve amenazado.
La antología redescubre la faceta más desconocida de un autor que cantó el amor desde sus primeros hasta sus últimos poemas.
Al margen de su popularidad, Antonio Gala fue un autor extremadamente versátil y polifacético cuyo éxito en otros géneros –el teatro, el artículo, la novela, el ensayo e, incluso, la televisión y el cine– ha ocultado su temprana y valiosa dedicación a la poesía, reconocida pero desplazada en favor de los perfiles más difundidos de su obra. Tanto ese éxito como su propio pudor a la hora de publicar, que lo llevó a dosificar las apariciones líricas posteriores a su brillante estreno literario con el libro Enemigo íntimo, accésit al premio Adonáis de 1959, han hecho olvidar que Gala era sobre todo y ante todo poeta, condición que queda clara en cualquiera de sus páginas. Editada por Luis Cárdenas García y Pedro J. Plaza González, responsables del rescate de sus poemas de juventud, la antología Cantaré mañana todavía ofrece una visión panorámica de toda la obra poética de Gala, incluyendo los títulos menos difundidos y algunas composiciones inéditas. El conjunto permite resituar al poeta como uno de los nombres más relevantes del núcleo andaluz –tantas veces obviado– de la llamada Generación del 50, redescubriendo a un poeta imprescindible y, paradójicamente, casi desconocido que cantó, como pocos, el amor desde sus primeros hasta sus últimos poemas.
Un huaco retrato es una pieza de cerámica prehispánica que buscaba representar los rostros indígenas con la mayor precisión posible. Se dice que capturaba el alma de las personas, un registro que ha sobrevivido oculto en el espejo roto de los siglos.
Estamos en 1878, y el explorador judío-austriaco Charles Wiener se prepara para ser reconocido por la comunidad académica en la Exposición Universal de París, una gran feria de "progresos tecnológicos" que cuenta entre sus atracciones con un zoo humano, culmen del racismo científico y del proyecto imperialista europeo. Wiener ha estado cerca de descubrir Machu Picchu, ha escrito un libro sobre el Perú, se ha llevado cerca de cuatro mil huacos y también un niño.
Ciento cincuenta años después, la protagonista de esta historia recorre el museo que acoge la colección Wiener para reconocerse en los rostros de los huacos que su tatarabuelo expolió. Sin más equipaje que la pérdida ni otro mapa que sus heridas abiertas, las íntimas y las históricas, persigue las huellas del patriarca familiar y las de la bastardía de su propia estirpe -que es la de muchos-, la búsqueda identitaria de nuestro tiempo: un archipiélago de abandonos, celos, culpas, racismo, vestigios fantasmales ocultos en las familias y la de construcción de un deseo tercamente anclado en un pensamiento colonial. Hay temblor y resistencia en estas páginas escritas con el aliento de quien recoge los pedazos de algo que se rompió hace tiempo, esperando que todo vuelva a encajar.
El narrador de la novela es, como el propio Dostoievski, un escritor cuya primera obra le ha valido reconocimiento, pero que, poco amigo de la sociedad y de la adulación, parece incapaz de proseguir su carrera. Está enfermo y ha aceptado, además, la perdida del amor: Natasha, la joven a la que amaba, se ha fugado con Aliosha, hijo del príncipe Válkovski, contra la voluntad de los padres de ambos. El padre de Aliosha, un hombre maquiavelico y cruel, quiere casarlo con una rica heredera, y no permitirá que nadie arruine sus planes; el padre de Natasha, que, por ende, tiene un pleito con el príncipe, cree que su hija ha llevado el oprobio a su familia y la maldice. Nietzsche decía que Dostoievski era "el único psicólogo del que tenía que aprender algo" y en esta novela asistimos en verdad a un insólito y sorprendente análisis de los recovecos de la bondad y el perdón, de la soberbia y la maldad.