En los niños no ven féretros, ganador por unanimidad del Premio de Poesia Hiperión en su XXXVII, convocatoria, el autor, tras las postrimerías de la adolescencia, vuelve la vista atrás para evocar, con cuidada y siempre bien resuelta variedad formal, esa primera vida de la infancia, las primeras experiencias amorosas, la amistad, los primeros tanteos poéticos y el protector regazo familiar. Evocaciones y reflexiones que llenan de contenido unos poemas de línea clara y tono elegíaco, propios de una naciente conciencia de la caducidad.
Una copa, un reloj, una butaca... enseres rutinarios y aparentemente anodinos, todos ellos cobran vida y carácter propio en este hermoso libro que puede abrirse en cualquier página. Luis García Montero nos entrega aquí pequeñas piezas sobre objetos de uso tan cotidiano que a menudo pasan inadvertidos. Con elegancia, ironía y gran sensibilidad, repasa y revisa algunas de sus pertenencias, guiado por la necesidad de «tocarlas una a una, como un deseo de rebeldía, como una forma de resistencia». Un libro de relatos sobre aquello que rodea y ordena la vida del escritor, que hace poesía de lo cotidiano, del aprecio y del apego por las cosas que te han rodeado al crecer y madurar.
Vidas rebeldes: En los crudos alrededores de Reno, la «capital mundial del divorcio», confluyen cuatro almas perdidas: la bella Roslyn, que nunca se ha sentido verdaderamente parte de nada ni de nadie, y tres hombres desarraigados que vagan por aquellas tierras subsistiendo con el poco dinero que obtienen de participar en rodeos o cazar caballos salvajes. A lo largo de esta intensa y emocionante historia, los cuatro descubrirán que la libertad tiene su precio, y el corazón, sus leyes. Vidas rebeldes es la novela que Arthur Miller escribió para guiar a la cámara y que más tarde llevó a la gran pantalla en un filme protagonizado por Marilyn Monroe. El resultado es un género de difícil clasificación, que prefigura perfectamente la película al tiempo que ofrece la intensidad narrativa que sólo puede salir de la pluma de un escritor.
LA SEGUNDA PARTE DE LA TRILOGÍA. EL DESCUBRIMIENTO DE LAS BRUJAS. Una vez asumida su condición de bruja con poderes para viajar en el tiempo, la historiadora Diana Bishop está preparada para emprender un viaje al pasado en el que poder encontrar el Ashmole 782, un manuscrito secreto cuyos poderes evitarán el fin de la pacífica convivencia entre brujas, vampiros, daimones y humanos. La acompañará en esta nueva aventura su marido, Matthew Clairmont, en una carrera incesante plagada de misterio. Como en un espléndido tapiz, en La sombra de la noche los hilos de la alquimia, la magia, la ciencia y la poesia tejen una apasionada trama llena de amor e intriga.
En Sagrado Corazón 45, Jose Padilla sitúa la acción en una vivienda de una ciudad sin nombre. Tras sus muros se protegen los misterios de varias generaciones de españoles: un viaje desde el pasado al presente y unos personajes atrapados por un constante cambio y transformación. Jose Padilla invita a descubrir qué hay detrás del juego dramático, hace que nos preguntemos qué realidades sujetan los corzones de sus personajes otorgando al público la responsabilidad de seguir con la trama y de llenar de significados la obra.
La obra de Conan Doyle está compuesta de novelas policíacas, de anticipación e históricas. Entre las primeras, todas ellas con los protagonistas Sherlock Holmes y el doctor Watson, están Estudio en escarlata (1887), El signo de los cuatro, Las aventuras de Sherlock Holmes (1892), Las memorias de Sherlock Holmes (1894), El perro de los Baskerville (1902), El regreso de Sherlock Holmes (1905) y Recuerdo de Sherlock Holmes (1927). Algunos de estos títulos son recopilaciones de los relatos cortos que publicó en diarios y revistas, medio habitual en Conan Doyle e idóneo para este tipo de obras.
Sherlock Holmes adquirió tanta popularidad que se llegó a convertir en un mito literario, un personaje de ficción que oscureció a su propio creador, Conan Doyle. Sir ARTHUR CONAN DOYLE nació en Edimburgo en 1859. Fue educado por jesuitas hasta su entrada en la Universidad para cursar estudios de Medicina, carrera que finalizará en 1881. Terminada su carrera, ejerció la medicina entre 1882 y 1890 en Portsmouth y comenzó a escribir, creando el famoso personaje de Sherlock Holmes y de su ayudante, el doctor Watson, iniciando así una serie de obras que duraría hasta el final de su vida. Pero la literatura no le hizo abandonar su otra profesión, la de médico: como tal participó en la campaña del Sudán (1898) y en la guerra de los bóers (1899-1902) en el ejército británico.