¡La novela romántica que hace que salten chispas!
Ashley Bennet lleva toda la vida colgada de Tyler Sparks, el quarterback del equipo de fútbol del instituto. Ella lo sabe, sus amigas lo saben, él lo sabe, ¡todo el instituto lo sabe! El problema es que Ashley también sabe que nunca será suyo. Pero Cameron Parker, el mejor amigo de Tyler, le propone algo: ayudarla a conseguir que el chico de sus sueños se fije en ella.
Cameron ha elegido a la chica perfecta. Solo hay que pulir algunos aspectos. En cuanto lo consiga, el resto saldrá rodado: podrá librarse de la bruja con la que sale su mejor amigo y conseguir que este vuelva a ser el de antes. Lo tiene todo meticulosamente calculado.
Solo que olvidó que el amor no es fácil de controlar.
Atravesando décadas y continentes, una maravillosa historia de amor, de amistad y de mujeres que rompen barreras.
DOS AMIGAS.
UNA PROMESA.
Corre el año 1912 y, para poder trabajar como veterinaria, Nellie se casa con su amigo Phipps, quien va a heredar la consulta de su padre. Aunque no está enamorada de él, los une desde la infancia una estrecha amistad y Nellie le promete liberarlo del matrimonio en cuanto surja la oportunidad de que él haga realidad su verdadera vocación de músico. La ocasión se presenta al finalizar la Primera Guerra Mundial y Phipps desaparece de repente de la vida de Nellie. Esta lucha ahora con su compañera de trabajo, Maria, por establecer una consulta veterinaria en Berlín. Pero el pasado y el amor pronto volverán a alcanzarla...
Jane Austen es una de las autoras más representativas del romanticismo literario ingles. Su fina ironía y su querencia por el detalle hacen sus obras especialmente disfrutables. En esta ocasión, las desventuras de las hermanas Elinor, Marianne y Margaret Dashwood se convierten, gracias a la mirada perspicaz y cínica de Austen, en un retrato perfecto, tan sentido como sensible, de la vida en la campiña inglesa y del rol de la mujer en la sociedad británica de comienzos del siglo XIX
En 1893, Arthur Conan Doyle decidió asesinar a Sherlock Holmes, el detective más famoso de todos los tiempos. El éxito arrasador de las novelas y los relatos publicados por The Strand Magazine no le permitía centrarse en sus novelas históricas. Así pues, escribió «El problema final», que cierra el presente volumen, con la intención de concluir este ciclo narrativo. Los lectores no se lo perdonaron, y Doyle se vio obligado a resucitar a su ya inmortal personaje.
Laurie no cree en el amor a primera vista. Piensa que una cosa son las películas y otra, la vida real. Sin embargo, un día de diciembre, su mirada se cruza con la de un desconocido a través de la ventanilla empañada de un autobús. Surge la magia y Laurie se enamora perdidamente, pero el autobús arranca y sigue su camino por las calles nevadas de Londres.
Está convencida de que es el hombre de su vida, pero no sabe dónde encontrarlo. Un año después, su mejor amiga Sarah le presenta a Jack, su nuevo novio, del que está muy enamorada. Y sí, es él: el chico del autobús.
Laurie decide olvidarle, pero ¿y si el destino tiene otros planes?
In recent years, neither the persistent effort to “clean up” the racial epithets in Mark Twain’s Adventures of Huckleberry Finn nor its consistent use in the classroom have diminished, highlighting the novel’s wide-ranging influence and its continued importance in American society. An incomparable adventure story, it is a vignette of a turbulent, yet hopeful epoch in American history, defining the experience of a nation in voices often satirical, but always authentic.
At once retrospective and radically new, The Scarlet Letter portrays seventeenth-century Puritan New England, a time period irreversibly encoded in the American identity. Hawthorne built one of the most incisive and devastating human dramas ever written out of a community and its outcasts: Hester Prynne and Arthur Dimmesdale, one emblazoned with sin and the other distraught with hidden guilt; Pearl, a child born into ostracism; and Roger Chillingworth, driven to vengeance by hatred. Though these characters face a set of specifically troubling circumstances, their words and actions point to moral truths inherent in human affairs, independent of time and place.
Afganistán, 2004. La doctora Edith Lombard, de Médicos Sin Fronteras, hace guardia en un hospital de Kabul. Al atender a una joven en quirófano advierte en su cuello algo que atrae su atención: un collar del que cuelga una perla de ámbar. Una perla que Edith reconoce enseguida, pues fue robada en su casa de Quebec dieciocho años antes, en un atraco en el que su madre falleció de un disparo. Unaperla de la que su padre, Édouard Lombard, había contado que perteneció a la famosa Cámara de Ámbar de San Petersburgo, desparecida durante la II Guerra Mundial.
Bilbao, 1937. Del puerto de Santurce está a punto de zarpar el Habana, que llevará a más de cuatro mil niños hasta la Unión Soviética, huyendo de la guerra civil que ahogaba el país. Allí, su historia, la historia de unos exiliados utilizados como marionetaspor el gobierno de Stalin, se hilvanará con la de la perla de ámbar en un viaje de setenta años que desempolvará recuerdos que nadie quería que viesen la luz.
Pero ¿quién demonios es esa mujer?» era la pregunta más escuchada en los despachos de la CIA. ¿Quién movía los hilos del espionaje mundial, frustraba operaciones de inteligencia, retorcía voluntades, mudaba de piel, encabezaba misiones imposibles, descubría secretos de Estado y dibujaba en el tablero de la Guerra Fría la amenaza de una Tercera Guerra Mundial? Esa misteriosa mujer era la española África de las Heras, quien se convirtió en la espía soviética más importante del siglo xx.
Captada por los servicios secretos de Stalin en Barcelona durante la guerra civil española, formó parte del operativo para asesinar a Trotski en México, luchó contra los nazis ejerciendo de radioperadora—violinista— en Ucrania, protagonizó la trampa de miel más fructífera del KGB al casarse con el escritor anticomunista Felisberto Hernández y crear la mayor red de agentes soviéticos en Sudamérica, dejó su impronta en el espionaje nuclear, en bahía de Cochinos y se relacionó con Frida Kahlo, Diego Rivera o Ernest Hemingway, entre otros. Una vida llena de peligro, misterio, glamour y numerosas identidades secretas bajo un mismo alias: Patria. Ni siquiera la relación personal con el asesino de Trotski, Ramón Mercader, la separó de sus objetivos, pero ¿qué precio tuvo que pagar por su lealtad a la URSS y a sí misma?