La obra póstuma de Umberto Eco, que el autor entregó a imprenta pocos días antes de morir, es una selección de artículos inéditos en España, seleccionados por él mismo.
Una sucesión de pequeños placeres intelectuales.
«Cuando yo era joven, había una diferencia importante entre ser famosos y estar en boca de todos. La mayoría querían ser famosos por ser el mejor deportista o la mejor bailarina, pero a nadie le gustaba estar en boca de todos por ser el cornudo del pueblo o una puta de poca monta# en el futuro esta diferencia ya no existirá: con tal de que alguien nos mire y hable de nosotros, estaremos dispuestos a todo.»
Estas palabras son un buen ejemplo de lo que nos ofreceDe la estupidez a la locura, una serie de artículos que Umberto Eco publicó en prensa a lo largo de quince años y seleccionó personalmente poco antes de dejarnos.
La noche en que sus padres mueren, lo primero que siente Cameron Post es alivio. Alivio porque sus padres ya no se pueden enterar de que, unas horas antes, besó a otra chica.
Ahora, Cameron vive con su tía, una mujer muy conservadora, en un pequeño pueblo de Montana. Todos los días, hace todo cuanto puede para ocultar su sexualidad y se ha vuelto una experta en el arte de esconderse. Pero ¿es posible ocultar los sentimientos cuando empiezas a enamorarte de tu mejor amiga?
Un día, su tía, desesperada por «corregir» a su sobrina, toma una decisión drástica. Y Cameron deberá enfrentarse al coste de ser ella misma, aunque no esté segura exactamente de quién quiere ser.
La (des) enseñanza de Cameron Post es un debut literario brillante e inolvidable sobre descubrirnos a nosotros mismos y sobre buscar el coraje necesario para vivir la vida de acuerdo a nuestras propias reglas.
Tamara Petkévich gozó de una infancia privilegiada en la Petrogrado de los primeros años del régimen soviético, en el seno de una familia afiliada al Partido Comunista Bolchevique.Pero al cumplir diecisiete años su padre fue arrestado durante la Gran Purga, y la familia pasó a ser «enemigos del pueblo». Más tarde, ella y su marido recibirían una sentencia de siete años de trabajos forzados en el gulag. Allí desarrolló distintos oficios: controladora de producción en una fábrica, miembro de una brigada de cantera, enfermera... No obstante, si bien Petkévich se hizo actriz profesional después de su liberación, fue en los escenarios de los campos repartidos en la República de Komi donde aprendió su oficio. El suyo es un relato único que da testimonio del poder del arte para salvar vidas.