Elegías de Duino de Rainer María Rilke, es una de las creaciones cumbres de la poesía del siglo XX. La grave crisis psicológica que sufrió, en gran parte debida a su acercamiento a la filosofía existencial de Kierkegaard, y el dramatismo y la angustia que soportó por la guerra mundial, que tanto le obsesionaba, le llevó al autor a una huida de la cultura de la crisis que ocupaba el fin de siglo, llevándole hacia una visión más compleja de la vida; una visión que consideraba al hombre culpable de la destrucción del mundo, pero también su salvador cuando pudiera transferir su entidad al «espacio interior», identificado y defendido por la palabra poética. Las traducciones del doctor Dörr están acompañadas por iluminadores comentarios que ayudan al lector a adentrarse en las profundidades metafísicas de Rilke. No son interpretaciones psicológicas, sino una auténtica labor hermenéutica con la que se intenta desentrañar el sentido de los poemas sin ideas preconcebidas y fundamentado cada juicio.
En medio de la ciudad de cemento y asfalto, Marcovaldo va en busca de la Naturaleza. Pero ¿aún existe? La que él encuentra es una naturaleza rencorosa, contrahecha, comprometida con la vida artificial. Personaje bufo y melancólico, Marcovaldo protagoniza una serie de fábulas modernas , es la última encarnación de una serie de pobres diablos a la manera de Charlie Chaplin, con una peculiaridad: la de ser un “hombre de la Naturaleza”, un “Buen Salvaje” exiliado en la ciudad industrial».
Kirsten está en el último curso de bachillerato. Es el momento de decidir su futuro. Pero ¿cómo puede avanzar si todavía no ha superado un trauma del pasado que le provoca ansiedad e inseguridad?
Tras tocar fondo, Kirsten se encuentra con un desconocido que decide ayudarla. Ella teme conocerlo, él quiere saberlo todo sobre ella, pero sus paseos se convertirán en un lugar seguro donde se sentirán libres para compartir lo que no son capaces de hablar con nadie más.