Lynette está peligrosamente cansada. Entre cuidar a su hermano discapacitado, estudiar y trabajar, hay días en los que quiere tirar la toalla. Pero tiene un sueño que la motiva a seguir adelante y que, después de años de esfuerzo, está al alcance de su mano: comprar la modesta casa en la periferia de Portland donde vive con su familia. Es la única manera de asegurarse un futuro medianamente digno. Cuando su plan se viene abajo, Lynette, en un intento por salvar la situación, se embarcará en una odisea desesperada de 48 horas a través de una ciudad en la que reina la codicia y la ambición.
Ramón Fortuna es un adolescente de quince años que no llegó a conocer a su padre, pero que ha crecido sobreprotegido por cuatro mujeres: su madre de verdad y las postizas. Al verse envuelto en la muerte de varias personas, es ingresado en una institución hasta que se aclaren los hechos. Poco a poco va descubriendo que todo lo que le habían contado sobre su familia era mentira. En vez de tratar de demostrar su inocencia, su nuevo objetivo en la vida va a ser librarse de la red de engaños que no le deja ver quién es en realidad.
En El otro barrio, Elvira Lindo hace gala de sensibilidad para relatar el día a día –solo a veces dramático– de la vida de un barrio en el que convive la marginalidad más desgarrada con jóvenes que disfrutan, sufren, aman y, sobre todo, esperan tiempos mejores.
Novela concebida como sátira de personajes y situaciones reales (en particular, el ambiente del Teatro de Arte de Moscú en los años veinte y treinta, así como sus principales figuras, Stanislavski y Nemírovitx-Dánchenko, con las que no congenió demasiado), es también una declaración de amor al teatro y a su gente, así como una autocaricatura, en la figura del protagonista, tan cruel como los retratos que a menudo hace de los otros personajes.