Esta es una historia real, llena de aristas y sombras, sobre la condición humana.
A fines de los sesenta, con trece años, la argentina Silvia Labayru era una adolescente tímida, lectora, amante de los animales, entusiasta de John F. Kennedy, hija de una familia de militares que incluía a su padre, miembro de la Fuerza Aérea y piloto civil. A esa edad ingresó en el Colegio Nacional Buenos Aires, una institución pública de gran prestigio, donde entró en contacto con agrupaciones estudiantiles de izquierda y se transformó en una militante aguerrida. En marzo de 1976 se produjo en la Argentina un golpe de Estado que dio comienzo a una dictadura militar. Para entonces, embarazada de cinco meses y con veinte años, Labayru integraba el sector de Inteligencia de la organización Montoneros, un grupo armado de extracción peronista. El 29 de diciembre de 1976 fue secuestrada por militares y trasladada a la ESMA, la Escuela de Mecánica de la Armada, donde funcionaba un centro de detención clandestino en el cual se torturó y asesinó a miles de personas. Allí tuvo a su hija que, una semana más tarde, fue entregada a los abuelos paternos.
Hay un rincón en los bosques de Nueva Inglaterra que sigue viviendo en el siglo XIX. Es el pueblo puritano de Watermill. Valentina, una joven española, irá a trabajar allí como personaje de época, mostrando a los turistas los antiguos oficios.
Pero nada la había preparado para la atracción que iba a sentir por Jonathan Van Tassel, el futuro heredero de esas tierras. Los encuentros con él, en ese mundo anclado en el Romanticismo, irán cobrando cada vez más fuerza sobre su presente en la ciudad.
Sin darse cuenta, se verá envuelta en una trama de traiciones, celos y peligros muy reales que la llevarán a dudar de todo. ¿Cogerá la vida por las riendas? Quizá.
Todos quieren a Daisy Jones, aunque nadie sabe quererla. Porque, en realidad, todos quieren algo de ella.
La industria discográfica quiere explotar su talento y el magnetismo que despliega sobre el escenario, sin importarle lo que ella sienta. Los hombres que revolotean a su alrededor quieren meterse en su cama. Sus fans quieren saberlo todo sobre la gran estrella y sus detractores quieren hacer público hasta el último de sus secretos. Todos creen que es una muñeca rota, una estrella fugaz. Quieren verla caer.
Hasta que por fin encuentra a alguien que vale la pena. Alguien que, a su manera, la quiere de verdad. Que la entiende y la desea y la respeta como ella a él. Pero entonces todo se vuelve aún más complicado.
Düsseldorf, 1853. El joven artista Lars Hertervig, alumno de Hans Gude en la Academia de Arte de Düsseldorf, está encerrado en su habitación, paralizado por la ansiedad que le provocan las clases de arte y el amor irracional que siente hacia Helene Winckelmann, la hija de su casera. La fijación de Lars por Helene, marcada por alucinaciones y furiosos delirios sexuales, obliga a la familia de la joven a expulsarlo de la habitación donde se hospeda. Sin ningún lugar adonde ir, Hertervig deambula entre un café donde soporta las burlas de sus compañeros de la academia y el apartamento de los Winckelmann, en el que intenta desesperadamente ser admitido de nuevo: una especie de limbo que lo lleva a un inexorable estado de locura.
Melancolía es una ficcional, salvaje y febril invocación del artista noruego del siglo XIX Lars Hertervig, que pintó paisajes bañados de luz, sufrió una enfermedad mental y murió pobre en 1902. Galardonada con el Melsom Prize y el Sunnmøre Prize, está considerada una de las grandes novelas de quien ha sido llamado «el Beckett del siglo XXI»( Le Monde).
Impreso el 18 de septiembre de 1953, el libro El Llano en llamas toma el título del cuento más extenso que contiene,directamente vinculado a la historia de Jalisco durante las décadas más violentas de la Revolución de 1910 y sus no menos agitadas postrimerías. Pero el resto de los relatos tiene esa época sólo como trasfondo incidental o bien ésta es una ausencia absoluta. Una peculiaridad de la obra es, curiosamente, que sus diecisiete cuentos son todos diferentes entre sí.
El rasgo común de estas narraciones, se encuentra en los sólidos personajes que protagonizan sus acciones y palabras. No todos tienen nombre, pero los vemos moverse y hablar como si viviesen y es común citarlos como si se tratara de gente real en escenarios de verdad: el Llano seco, los Torricos, el hermano de Tacha, Tanilo, el Pichón, Juvencio Nava, el aire gris de Luvina, Lucas Lucatero y sus beatas… Son todos gente y ambientes familiares ya para muchos lectores.
A quienes leen a Rulfo en las culturas y lenguas más distantes de la española estos seres y lugares les resultan también reconocibles en sus tribulaciones y destinos. Son, a veces, arquetípicos pese a su origen local e histórico claramente perfilados, y éste es justamente el mayor logro al que puede aspirar la literatura.
Una poderosa dinastía femenina.
Una marca, emblema de la elegancia italiana en el mundo.
Una amistad inquebrantable.
La primera vez que Maddalena Splendori entra en la boutique de Adele Casagrande en Roma en 1933, nace entre ambas mujeres un vínculo que las unirá para siempre. Comparten el espíritu inconformista y apasionado que permitió a Maddalena salir de la miseria en la que nació y convertirse en una figura de los salones de Roma y a Adele abrir junto con su esposo un negocio de moda con el que cumpliría su sueño. Muy pronto, los abrigos de piel y los accesorios con su marca se harán famosos en el mundo entero a pesar de la guerra. Será el principio de un éxito imparable. Adele transmitirá su amor por la producción artesanal y por la tradición, además de su capacidad visionaria, a sus cinco hijas. Ellas, junto con Karl Lagerfeld, convertirán la marca en un icono del lujo internacional.
Cinco hermanas es la emocionante historia de una dinastía familiar del mundo de la moda y de la amistad profunda entre dos mujeres excepcionales.