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CORSARIOS DE LEVANTE (ALATRISTE 6)

Durante casi dos años serví con el capitán Alatriste en las galeras de Nápoles. Por eso hablaré ahora de escaramuzas, corsarios, abordajes, matanzas y saqueos. Así conocerán vuestras mercedes el modo en que el nombre de mi patria era respetado, temido y odiado también en los mares de Levante. Contaré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como en casi todo, mejor nos habría ido haciendo lo que otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados.
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EL PUENTE DE LOS ASESINOS (ALATRISTE 7)

Acompañado del joven Íñigo Balboa, a Alatriste le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano en Venecia para asesinar al dogo durante la misa de Navidad del año 1627, e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia. Para Alatriste y sus camaradas -el veterano Sebastián Copons y el peligroso moro Gurriato, entre otros-, la misión se presenta difícil, arriesgada y llena de sorpresas. Suicida, tal vez; pero no imposible. Diego Alatriste bajó del carruaje y miró en torno, desconfiado. Tenía por sana costumbre, antes de entrar en un sitio incierto, establecer por dónde iba a irse, o intentarlo, si las cosas terminaban complicándose. El billete que le ordenada acompañar al hombre de negro estaba firmado por el sargento mayor del tercio de Nápoles, y no admitía discusión alguna; pero nada más se aclaraba en él.
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MISION EN PARIS (ALATRISTE 8)

Sonaba la medianoche en los relojes de París cuando entraron por la puerta de Saint-Jacques cuatro jinetes tan seguros de sí mismos como el trote firme de sus caballos». Es medianoche. Íñigo Balboa, que forma parte de los Correos Reales del rey católico, aguarda expectante la llegada del capitán Alatriste, de Francisco de Quevedo y de Sebastián Copons a París, donde se encuentra para entregar unos despachos al conde de Guadalmedina. Hace casi un año que no se reúnen, cuando acabó la arriesgada encomienda que tuvieron que afrontar en Venecia. Son tiempos complejos para Francia: desde hace unos meses, los hugonotes de La Rochela, con apoyo inglés, están viviendo un duro asedio por parte de las fuerzas francesas a las órdenes del cardenal Richelieu. Por mediación de Quevedo, Alatriste y sus amigos se ven envueltos en una peligrosa misión secreta ideada por el conde-duque de Olivares. Esta vez el objetivo es de tal magnitud, que la aventura a la que se enfrentan podría cambiar para siempre el curso de los acontecimientos.
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LA LLAVE MISTERIOSA

Una lujosa finca en medio del bosque sueco. Y un asesinato en el que todos podrían estar implicados. Una mezcla perfecta entre Agatha Christie y el thriller nórdico Convertida en una estrella tras haber resuelto varios casos muy mediáticos, la detective privada Julia Stark se siente casi feliz, hasta que un día de agosto recibe en su agencia de Estocolmo la inesperada visita de Per Günter Mott, un magnate del negocio maderero sueco. Visiblemente afectado, éste le cuenta que, tras una cena familiar, ha aparecido en su móvil la foto de un hombre atado, encapuchado y probablemente muerto. Mott no reconoce a la víctima, y ni siquiera recuerda haber tomado esa imagen, pero no es la primera vez que sufre una laguna de memoria: su vida es todo menos impecable. Para no perder tiempo, Julia decide acudir a Sidney Mendelson, un experto policía y su ex marido, a quien tal vez podría volver a acercarse. Juntos, se desplazan a la lujosa villa de los Mott, donde descubren que, bajo un barniz de opulencia, fluyen tensiones, envidias y rivalidades. Sólo hay una cosa segura: solucionar este enigma implica adentrarse en un abismo de secretos familiares que únicamente la inteligencia y la infalible intuición de Julia podrían desentrañar.
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TODAS LAS MADRES ME ODIAN

Florence Grimes siempre toma las peores decisiones. Soltera, sin dinero y frustrada tras el humillante final de su carrera musical, lo único que la motiva para levantarse de la cama todas las mañanas es Dylan, su hijo de diez años. Hasta que Alfie Risby desaparece misteriosamente durante una excursión con el colegio y Dylan se convierte en sospechoso. Por primera vez en su vida Florence tiene que hacerse cargo de una tarea y cumplirla hasta el final: debe encontrar a Alfie y limpiar el nombre de su hijo si no quiere perderlo para siempre. El único problema de Florence es que todas las madres del colegio la odian. Y por si fuera poco, tiene razones para pensar que tal vez Dylan no es tan inocente como a ella le gustaría creer.
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LLAMADA PERDIDA

Lo cierto es que nunca he podido narrar –ni opinar– desde un lugar discreto, nunca he podido hacerme invisible, y para ser sincera tampoco lo he intentado. Amo la realidad que desenmascaramos en cada uno de nuestros actos. Amo la voluntad de asombro. Creo que lo más honesto que puedo hacer literariamente es contar las cosas como las veo, sin artificios, sin disfraces, sin filtros, sin mentiras, con mis prejuicios, obsesiones y complejos, con las verdades en minúscula y por lo general sospechosas. Hacerlo de otra manera seria presuntuoso por mi parte. Estaría engañándome y engañándolos».
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