A cinco mil kilómetros de su hogar, sola, en una oscura carretera de los Países Bajos, una mujer se asoma a una ventana iluminada. Dentro, dos niños juegan y ríen: son sus nietas, pero Yeona nunca las ha conocido. Hace años, su hija Lea abandonó Jerusalén para construirse una vida en otro lugar, sin decir una palabra, sin dar más noticias. Sin embargo, hubo un tiempo en que madre e hija eran inseparables, en que lo eran todo la una para la otra.
Con una exquisita precisión psicológica, Blum rastrea los pasos en falso insignificantes en apariencia y los engaños de la vida familiar, en la que es posible cruzar la línea entre la protección y la posesión sin que nos demos cuenta, y sin saber si podremos encontrar el camino de regreso.
Fadhil al-Azzawi (Kirkuk, Irak, 1940), afincado en Berlín desde hace más de cuarenta años, es la cabeza visible del llamado grupo de Kirkuk. Poeta, novelista, memorialista, periodista, ha cultivado todos los géneros y su figura se ha ido engrandeciendo con el paso del tiempo. Dotado de una imaginación portentosa y de una capacidad de observación fuera de lo común, es un poeta lúdico y versátil, natural. Se presenta aquí una selección de sus Obras Poéticas. En su larga vida Fadhil al-Azzawi ha publicado una docena de recopilaciones de versos. La mayor parte de su vasta y extraordinaria obra permanece todavía inédita en español.
Un niño es testigo de un violento enfrentamiento en una carretera perdida en el departamento del Cauca, en Colombia. Ese mismo día alguien limpia las huellas del desastre para que no quede el menor rastro. Nadie en el pueblo más cercano dice haber oído nada, y sin embargo, una denuncia anónima pone en marcha una peligrosa investigación que desemboca en el universo oscuro de las iglesias cristianas que hoy están presentes en toda América Latina. Será larga la noche es una novela de suspense salpicada de notables momentos de humor y de dolor; una historia que desvela la desigualdad y la violencia que no dan tregua a todo un país.
En la gélida estepa rusa, los cuentos de hadas han demostrado ser mucho más que meras historias. Y allí, acusada de cometer brujería por recibir el apoyo del rey del invierno, Vasia se enfrenta a una elección imposible: contraer matrimonio o ingresar en un convento.
Para evitar ambos destinos, la joven se viste de hombre y huye a lomos de su fiel semental Solovéi. Pero por el camino un incidente la conduce al palacio real de Moscú, donde se verá envuelta en las intrigas de la corte mientras intenta desentrañar una extraña amenaza y ocultar al príncipe su verdadera identidad. Y entretanto, el rey del invierno continúa brindándole sus consejos, tan útiles como quizá traicioneros...
Pues todo el mundo sabe que la ayuda de los inmortales tiene un precio, y el demonio de las heladas no es una excepción.
La chica en la torre es la esperada segunda parte de la trilogía de El oso y el ruiseñor, una preciosa serie ambientada en la Rusia medieval que ha hechizado a la crítica y a los lectores en más de veinte idiomas.
Una novela magnetica, vibrante y profetica.
"Una historia hecha a medida para estos tiempos."
The Times
Amanda y Clay se dirigen a un rincón remoto de Long Island con la idea de tomarse un descanso de su ajetreada vida en Nueva York: un respiro de fin de semana en una casa de lujo en compañía de su hijo y su hija. Sin embargo, el hechizo se rompe de madrugada, cuando Ruth y G. H., una pareja mayor, llama a la puerta: son los propietarios de la casa y se han presentado allí en estado de pánico con la noticia de que un apagón repentino ha barrido la ciudad. De repente, las dos familias empiezan a presenciar extraños fenómenos de la naturaleza, como una manada de ciervos que huye despavorida y siembra el caos en el jardín.
«No soy epiléptica, tengo epilepsia». Esta aseveración, pronunciada con la furia eléctrica que habita en Lily, la protagonista de este libro, es una de las múltiples puertas de entrada a una historia, jamás mejor dicho, deslumbrante. Una novela donde la enfermedad es presente cotidiano, la búsqueda convierte al pasado en futuro inmediato y las relaciones humanas se enfrentan a su condición determinante: la ruptura constante y repetida que antecede a la reconstrucción. Aunque se ha dicho hasta el cansancio que leer es habitar un espacio diferente, encontrar un libro que encierra al lector en los acontecimientos narrados es tan extraño como doloroso, más cuando se trata de vivir una enfermedad que no nos ha sido destinada, padecer la urgencia de una investigación que de testigos nos convierte en cómplices, experimentar la dualidad amor-odio que gobierna las relaciones de Lily con los otros, pasear por un Londres que se come a sí mismo y a sus habitantes, deambular por los pasillos de hospitales que parecen cementerios. Ray Robinson, en su primera novela, ha logrado lo que tantos escritores buscan durante toda su vida: entregar a sus lectores una experiencia sinestésica, una historia absoluta. Hacernos sentir las descargas de energía que recorren la piel en un ataque, inmovilizarnos los brazos y las piernas, descontrolar el castañeo de nuestros dientes, deslumbrarnos con la luz blanca y destellante que lo gobierna todo mientras la electricidad toma posesión de nuestros cuerpos.