«En toda mujer hay fuerzas poderosas pendientes de descubrir.»
Mujeres que corren con los lobos es un fascinante mosaico de historias que nos ofrece una nueva visión de lo femenino y de sus posibilidades.
Dentro de toda mujer alienta una vida secreta, una fuerza ponderosa llena de Buenos instintos, creatividad y sabiduría. Es la Mujer Salvaje, una especie en peligro de extinción debido a los contantes esfuerzos de la sociedad por «civilizar» a las mujeres y constreñirlas a rígidos papeles que anulan su esencia instintiva.
En este libro, Clarissa Pinkola Estés revela ricos mitos interculturales, cuentos de hadas e historias (muchas de ellas relativas a su propia familia) para contribuir a que las mujeres recuperen su fuerza y su salud, atributos visionarios de esta esencia instintiva.
Cinco novelas para adentrarse en los territorios singularísimos, cómicos e inquietantes de Javier Tomeo.
Inimitable Tomeo. Imprescindible Tomeo. Maestro de la novela corta, de la frase afilada. Creador de parábolas lacerantes, escenarios extraños y personajes estrambóticos. Manipulador del absurdo, siempre a medio camino entre lo cómico y lo inquietante, hasta llegar a lo espeluznante en ocasiones.
Este volumen reúne cinco magnéticas novelas. En ellas un marqués escribe cartas con la intención de que no sean entendidas; una entrevista de trabajo acaba desvelando oscuros secretos del entrevistado y del entrevistador; un cazador de leones que se ha equivocado de teléfono empieza una perorata irrefrenable; un hombre se convierte en el único habitante de una ciudad poblada solo por palomas; otro hombre, este con un confuso historial psiquiátrico, se instala en una aldea lejana para dialogar con los animales...
Un imaginario literario que discurre entre Kafka y Buñuel, y atrapa al lector en sus redes construyendo un mundo particularísimo. Destinado a ser un excéntrico, un raro, Javier Tomeo ha acabado siendo un autor imprescindible de la literatura española contemporánea, muy admirado también en el extranjero.
Un beso no es solo un beso.
Un beso puede ser accidentado, oler a tierra mojada
y acabar uniendo a dos polos opuestos.
El compromiso más fiel y duradero que tiene Buffy es con sus amigas y con el hotel familiar que regenta junto con su madre. Eso de relacionarse y comprometerse con un chico le da dolor de cabeza, además de mucha pereza. Aunque todo puede cambiar después de que un distante y atractivo ruso irrumpa en su hotel como un huracán.
Nikolay llega a Variety Lake, un pueblo del que jamás había oído hablar, dispuesto a encontrar todas las respuestas que está buscando aunque no esté preparado para escucharlas. Como tampoco lo está para que esa chica del pelo rosa lo rete con la mirada cada vez que se encuentran, lo lleve al límite con esa lengua tan afilada que tiene y lo ponga nervioso de mil maneras diferentes. Y no todas son malas.
Y es que Buffy y Nikolay creían tener la vida controlada hasta que sus caminos se cruzan una noche de lluvia de la forma más surrealista posible.
En una antigua zona de marismas de la capital islandesa, aparece flotando en un estanque el cadáver de un vagabundo. Como a casi nadie le importa su muerte, la policía archiva rápidamente el caso. Un problema menos. Sin embargo, un joven agente llamado Erlendur, que conocía al mendigo de sus rondas por el corazón de la ciudad, empieza a obsesionarse con las circunstancias del trágico suceso. Hay varios detalles que indican que no se trató de un simple accidente y Erlendur tiene la firme convicción de que todos merecen justicia.
Natalie Waite tiene diecisiete años. Nacida en el seno de una familia asfixiante constituida por el padre, escritor mediocre y egocéntrico, y la madre, un ama de casa neurótica, llega el día en que se marcha a estudiar. Es posible que justo antes de irse pasara algo que no quiere o no puede contar. Pronto, ya en la universidad, su vida se transformará en un aterrador juego de espejos. Exploración magistral y perturbadora de la psique de una adolescente atribulada, Hangsaman (1951) se ha descrito como una novela de formación y también como una novela de campus, pero esas definiciones se quedan cortas. Aunque incluye elementos de ambas, además de un toque satírico, las vicisitudes de la protagonista acontecen en el límite con la pesadilla. La narración rezuma ambigüedad. La realidad es esquiva.
Christopher Clay tuvo una infancia difícil. Nacido en Rusia y abandonado por sus padres, fue adoptado por una familia americana con la que se crió en los Estados Unidos. Pero nunca olvidó sus orígenes y regresó a su país convertido en Vasily Federov, un hombre de negocios inmensamente rico, decidido a recolocar a su país en el centro del poder mundial. Frente a él, Frances Coffey, legendaria agente de la CIA y su equipo de agentes especiales. Entre ellos, Aubrey Argylle, cuyo oscuro pasado familiar le capacita para una misión tan peligrosa como sofisticada: localizar, antes que los hombres de Federov, el escondite de un tesoro napoleónico, arrebatado por los nazis y trasladado en secreto a uno de los lugares más recónditos de Europa. Las cartas están echadas, que gane el mejor.