La hermosa y joven Elinor Carlisle se encuentra en el banquillo de los acusados, está siendo juzgada por el posible asesinato de su prima Mary Gerrard. Las pruebas son abrumadoras: solo Elinor tenía el motivo, la oportunidad y los medios para administrar el fatal veneno.
Sin embargo, dentro de la hostil sala del tribunal, solo un hombre aún cree que Elinor es inocente hasta que se demuestre lo contrario: Hércules Poirot es lo único que se interpone entre Elinor y la horca.
Ser el hijo del sanguinario rey de Picas nunca ha sido fácil, y eso el príncipe Edmund lo sabe muy bien. Tras ser exiliado de su propio reino, su amigo Ben, heredero al trono de Corazones, le ofrece refugio en su corte. Allí Edmund descubrirá un mundo de bailes, lujos y riquezas. Pero Thyra, una bruja de Tréboles, vendrá a alterar la paz que creía haber conseguido…
Edmund ha crecido odiando la magia, por lo que, cuando Thyra empieza a estar cada vez más presente en la vida de Ben, la relación entre los tres se tambaleará a la vez que el destino de Maravillas.
Tras cinco años de matrimonio y el nacimiento de su hijo Ramsés, Amelia Peabody y su marido Radcliffe Emerson han cambiado las aventuras arqueológicas en Egipto por una casa georgiana con jardín en la Inglaterra victoriana. Amelia, que nunca ha sido una dama convencional, afronta su flamante vida doméstica con más resignación que entusiasmo, pero la inesperada muerte de sir Henry altera sus planes hogareños. La viuda, lady Baskerville, acude a la pareja para que se pongan al mando de la excavación que capitaneaba su marido, quien había descubierto una tumba real intacta en Luxor. Pero a la muerte de sir Henry se suman otros extraños sucesos y empieza a circular el rumor de que una maldición se cierne sobre la tumba del faraón.
Cuando el anciano Mordecai Artemus fallece, todo el mundo en Old Town se muere por entrar a husmear en su mansión. Mientras Natasha Smith,la diva domestica de la televisión local, ve la oportunidad de convertir la mansión en la casa de muestra del Colegio de Interioristas, Sophie Winston se contenta con coordinar la feria de decoración y jardinería de la localidad. La sorpresa llega cuando Sophie descubre que el fallecido la ha elegido como organizadora de una particular velada para el reparto de su herencia. Para colmo, sucumbe al juego de Natashay acaba encargándose de la redecoración de la estancia predilecta de Mordecai. Sophie tendrá que ponerse manos a la obra, y no solo con la reforma, si no quiere verse implicada en un caso de asesinato.
Florencia, 1510. En el lecho de muerte, el gran maestro Sandro Botticelli le pide a su confesor que entregue un mensaje y un cuadro inédito al hijo de su musa, la hermosa Simonetta Vespucci. Pero el sacerdote no cumplirá su promesa y el lienzo jamás llegará a su destino.
Barcelona, 2023. Carla, una joven licenciada en Bellas Artes que trabaja como restauradora, recibe una propuesta para ser subcomisaria en una exposición sobre Botticelli en la galería de los Uffizi. Después de sufrir un desengaño amoroso decide marcharse a Florencia, la tierra de su abuela materna, donde conocerá a un venerable conde italiano y terminará envuelta en la búsqueda del cuadro perdido. La aventura la llevará a descubrir su verdadera esencia y un secreto que ha permanecido oculto durante siglos.
Estos poemas están escritos entre los años 2014 y 2022, en tres golpes de escritura que se extendieron a lo largo de uno o dos meses en cada caso. Quizá pueda parecer poca producción para ese intervalo de tiempo, pero como Aroa Moreno dice en el prólogo, «nunca he forzado a la poesía». Son treinta y dos poemas que tienden la mano al lector, y dan cuenta de fragmentos de la vida de una mujer que ya ha cumplido con alegría cuarenta y dos años.
Se trata de poemas que mantienen un diálogo con algunas ideas que alguna vez la autora se susurró a sí misma, que atraviesan su biografía y son un intento por sostener todo el torrente emocional por el que pasaba, y que encontró buen cauce a través de estos versos. No responden a las cuestiones que solemos considerar más importantes, tampoco pretenden ser un dogma ni un compendio, no están hechos ni de la felicidad más grande ni de los días más limpios, pero sí de aquellos momentos en los que la autora perdió el mundo de vista.