Cosas que ya no existen es un hito en la trayectoria de Cristina Fernández Cubas, un libro que la autora concibió como un recuento de escenas, personajes, viajes y momentos de su propia vida que pedían paso para una suerte de memorias, y que, imponiendose como historias, acabaron conformando un magnífico volumen de relatos vividos. Con las armas de la ficción, y el despliegue de una prosa envolvente y arrolladora, sus páginas nos transportan a un viaje transatlántico al Buenos Aires de los años setenta, a estudiar durante unos meses en El Cairo, a cruzar la frontera boliviana o a vivir singulares peripecias en distintos puntos del globo.
Bertrand Arthur William Russell (1872-1970), filósofo, pedagogo, matemático y ensayista inglés, se guió en esta obra por el más ajustado sentido de la unidad histórica y estudió a cada filósofo en relación con el medio en que actuó, teniendo siempre en cuenta las circunstancias sociales y políticas de su época. De este modo ha conseguido acercar al lector a la génesis yel desarrollo del pensamiento occidental.
En este primer torno se aborda la filosofía presocrática, las aportaciones de Sócrates, Platón y Aristóteles, la filosofía helenística ya los Padres de la primera filosofía católica.
Jesús Mosterín analiza en su Introducción la trayectoria biográfica y la evolución del pensamiento de este gran filósofo: su rebelión contra el idealismo vigente; el desarrollo del logicismo aplicado a las matemáticas y al conocimiento empírico; su faceta de filósofo práctico y su trabajo en la historia de la filosofía que tendrá como resultado esta obra.
«He intentado, no sé con qué fortuna, la redacción de cuentos directos. No me atrevo a afirmar que son sencillos; no hay en la tierra una sola página, una sola palabra, que lo sea, ya que todas postulan el universo, cuyo más notorio atributo es la complejidad.» Este volumen reúne todos los cuentos de Borges, uno de los legados más influyentes y deslumbrantes de la literatura occidental. El universo borgia-no, con sus espejos, laberintos, tigres, bibliotecas, gauchos o máscaras, es ya uno de los paisajes fundamentales del siglo XX. En este libro, el verdadero libro de libros, se encuentran obras maestras como «El jardín de los senderos que se bifurcan», «Fierre Menard, autor del Quijote», «Funes el memorioso», «El Sur», «El Aleph» o «Ulrica». Leer estos cuentos supone releer la historia de la humanidad y emprender una de las aventuras más enriquecedoras, bellas y emocionantes de todos los tiempos.
La guaracha del Macho Camacho del escritor Luis Rafael Sánchez (Humacao, Puerto Rico, 1936) es un clásico de la literatura hispanoamericana contemporánea. Desde su publicación en 1976 se convirtió en el texto literario puertorriqueño más difundido en el siglo xx. Mediante la sátira, el autor levantó el telón isleño para que se vieran los cuerpos: el cuerpo político y el cuerpo de las palabras. Teatralizó zonas prohibidas del lenguaje oral y narró con humor cáustico el poder del deseo. La novela puede leerse como una fiesta de máscaras minada secretamente por la tragedia. Una obra cómica, trágicamente cómica, que alimenta su capacidad crítica con esa misma ambigüedad. Una obra tan bailable y tarareable como el género musical que se anuncia en el título y que se glosa continuamente en la novela: «la gozadera caribeña y el acabóse de los acabóses».
En 1819, el barco Essex zarpó del puerto de Nantucket, en la costa este de Estados Unidos, con el objetivo de cazar ballenas durante dos años. Quince meses después, mientras navegaba en pleno Pacífico, el barco fue atacado por una ballena gigante, y la tripulación se vio obligada a refugiarse en tres botes salvavidas. Fue entonces cuando empezó la tragedia: por temor a las tribus caníbales que se creía que poblaban las islas del Pacífico, emprendieron una travesía camino al este. Tres meses después, la tripulación del barco Dauphin vio un pequeño bote a la deriva en las costas de Sudamérica. Al acercarse, descubrió un montón de huesos humanos junto a dos supervivientes. El hambre había obligado a los marineros a comerse a sus propios compañeros. Nathaniel Philbrick relata en este libro una de las crónicas más trágicas y emocionantes de la historia marítima. La de unos hombres al borde del horror cuyo coraje y lucha por sobrevivir fueron más allá de cualquier límite imaginable.La dramática travesía del Essex cobra vida en la gran pantalla con espectaculares imágenes en alta mar, un Moby Dick de tamaño impactante y con un reparto plagado de estrellas.