Estás muy callada hoy sigue los pasos la narradora en Buenos Aires tras la muerte de su madre y sus ocasionales viajes a provincias para visitar a su padre, que ahora vive solo en la casa donde ella creció. El lector la ve en diferentes roles: como madre de dos hijos, esposa, hija, hermana, pero también como una niña sin madre. Con el paso de los años empieza a preguntarse quién es cuando está sola, sin tener que cuidar de nadie más, cuando deja de atender las necesidades de las personas que la rodean.
Recordando su infancia, sus relaciones con sus hermanos y con su madre, notando que ella no está más cerca de su padre ahora que antes de enviudar, también ve crecer a sus hijos. Sus dos hijas, Rosa y Elena, ya no necesitan mucho de ella, pero el menor, Pedro, tiene extrañas obsesiones y sufre mucho. Y frente a ella, siente que cada vez tiene menos en común con su marido, lo que le llevará a replantearse su matrimonio.
¿Por qué está tan mal si nos hace sentir tan vivos?
Él olía a prohibición, olía a una noche de verano en algún lugar exótico, a frutas exquisitas que nunca había probado, olía a deseo, a vida. A amor del que duele... Era su alumno, un muchacho solitario adicto a los libros y a la música que apenas sonreía. Él había invadido sus sueños incluso antes de conocerle tras un violento accidente en el que su cabeza se estropeó, impidiéndole retener sus recuerdos. Él la hizo enloquecer. Él empezó a desearla. La deseó tanto y tan fuerte que sintió que deliraba. Pero eran profesora y alumno en el marco de un orfanato de la Bolonia de Italia en pleno 1980. No podían quererse. Estaba mal. Y aun así lo hicieron.
Ahora Mario conoce a esa mujer, a sus sesenta y cinco años, que olvida sin remedio al amor de su vida y a sí misma. Mario, que sabe que su forma de amar también está bien, trata por todos los medios que recuerde. Entonces encuentra unas cintas de vídeo llenas de la vida de ella, en las que se cuenta a sí misma todo lo que luchó, todo lo que quiso a ese muchacho de pelo rizado y olor a vida.
Tras perder la guerra contra Titán, la Tierra ha quedado cubierta de radiación y la mayor parte de la población superviviente es estéril. Las babosas alienígenas que gobiernan el planeta obligan a los humanos a participar en un juego complejo e interminable en el que se apuestan dos activos muy importantes: tierras y esposas. Pete Garden acaba de perder a Freya y el territorio de Berkeley, en California, pero tiene un plan para recuperarlo todo. Si no se lo impiden los aliens, los traidores psíquicos o su nueva mujer.
Los jugadores de Titán es tanto una sátira como una aventura, un libro en el que se examinan los vínculos que unen a las personas y los exasperantes pecados veniales de los burócratas, ya sean éstos humanos o babosas alienígenas.
En el planeta Eltanin, una colonia de terráqueos de la Liga Planetaria está al borde de la extinción debido a las duras condiciones de vida del planeta y a una amenaza inesperada. No tienen otros vecinos que los nómadas primitivos, que, aunque temen a los terrestres, se instalan en las cercanías de la colonia durante los crueles inviernos que duran quince años.
En el invierno que se avecina, un riesto hasta ahora desconocido se cierne sobre todos ellos. Las hordas bárbaras del norte, los criminales espectros de la nieve, se acercan a la colonia, y si los terrestres no se unen a los nómadas, superando seis siglos de desconfianzas, éste puede ser el último invierno para todos ellos.
Una comedia divertida, romántica y sensual en la que el amor aparece cuando menos lo esperas.
Madrid, 1994.
Aída, Elsa, Rocío, Shanna y Céline estudiaron juntas en el Colegio Americano de Madrid. Sus carreras profesionales las han distanciado, ya que se han visto obligadas a trasladarse a distintos lugares del mundo. Pero ahora tienen un motivo muy importante para reunirse de nuevo: la boda de Aída.
Diez años más tarde...
Aída ya no es feliz en su matrimonio.
Elsa se reencuentra con Javier, el hermano de Aída, en un hospital de Los Ángeles. El muchacho que Elsa recordaba se ha convertido en un atractivo doctor.
Rocío, que se ha pasado la vida rechazando pretendientes porque desde niña siempre ha esperado la llegada de su superhéroe, sufre un accidente y la rescata un bombero.
Shanna ha cambiado de hombre cada vez que su trabajo de reportera la ha obligado a mudarse. Sin embargo, el verdadero amor está mucho más cerca de lo que ella imagina.
Céline, la más infeliz y dura de las cinco, se enamora de repente y su vida da un giro de ciento ochenta grados.
Sueños y puentes, frecuentes motivos en su obra, se funden en el título del libro con el que obtuvo el Premio de poesía del Consejo nórdico, Puentes de sueños, que según el autor es un libro único en su carrera ya que los poemas reflejan experiencias oníricas trasladadas directamente al papel, sin retocar.