Como los de su primera entrega, con la que Victoria León ganó el Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado, los poemas de Flores de fuego, escritos entre 2018 y 2022, parten de una poética y unas concepciones estéticas fundamentadas en el clasicismo y la lengua natural, ensayando nuevas formas y tonos. Dividido en cuatro secciones, que dialogan entre sí o con lecturas de Cioran (a quien se debe la metáfora del título), Lucrecio, Nietzsche, Goethe, Marco Aurelio, Zweig, Keats, Breton, Foscolo o Cernuda, el libro tiene la soledad como gran tema común: la soledad como destino humano, pero también como faro desde el que nace e irradia la poesía para iluminarnos y tendernos paradójicos puentes con la vida, o como búsqueda del alma del mundo en el sentido platónico, necesaria para crear y vivir plenamente.
"Hay que vivir aunque sea de cualquier modo, siempre que sea vivir."
Tras la muerte de su marido, Maria Leonor, madre de dos hijos, se siente abrumada ante las dificultades para administrar su hacienda en el Alentejo, las expectativas de la sociedad y el ferreo control de su entorno. Despues de unos meses sumida en una profunda depresión, decide finalmente afrontar su responsabilidad como propietaria de las tierras, pero su corazón está atormentado por un pecado secreto: a pesar del duelo, su deseo no se ha apagado.
Entre cavilaciones sobre la esencia del amor, el paso del tiempo y los deslumbrantes cambios en la naturaleza, la joven viuda pasa las noches en vela, espiando los amores de sus criadas y padeciendo la soledad propia. Hasta que dos hombres muy distintos irrumpen en su vida y su destino se tambalea inesperadamente.
Los poemas de esta antología presentan una mirada asombrada por el mundo. Ven lo de siempre, pero lo ven como nuevo, de un modo inédito, como si fuera la primera vez que ese algo o ese alguien fuera contemplado. Como Adán admiró la primera noche, como Eva la fragancia de las primeras flores. Descubren la belleza como algo que nos señala a una realidad más verdadera que aquella que la mirada de la rutina nos ofrece. Son como los pájaros, que cantan con las primeras luces del amanecer un día que es para ellos como el primero, como el único. Cantan y crean una canción que es sencilla y a la vez alegre, aun con frío, aun con lluvia, aun con viento, no digamos en primavera.
La joven y curiosa Dominique estudia derecho en París y procura no morirse de aburrimiento. En la universidad conoce a Bertrand y empiezan a salir. Él es un buen chico, parece que se entienden bien e incluso podría decirse que se aman. Un día entran en un café y se encuentran casualmente con el tío de Bertrand, Luc, un seductor en la cuarentena que tiene una más que merecida fama de frívolo e inconstante, a pesar de estar casado. Poco a poco, Luc y Dominique empiezan a coincidir, conscientes de que la atracción mutua que sienten es cada vez más intensa, y también de que su relación será tan efímera como dolorosa. Pero ¿cómo resistirse?
En Fenómenos, primer poemario de Kelvik Pineda, se expresa con fuerza y contundencia el dolor humano y la angustia existencial: la realidad brutal de la vida que también involucra la muerte y la impotencia y furia de no poder cambiar nada, porque son precisamente los poderosos quienes tienen el control de todo. La alienación que se vive en las grandes ciudades, el exilio, la inadaptación, el aislamiento y la incertidumbre ante el futuro; la memoria viva del terror de violencias pasadas y culpas soterradas, el recuerdo de un amor distante o perdido, las contradicciones identitarias y las interrogantes sobre el ser en su relación con el mundo, son algunas de las cuestiones que aborda esta poesía, así como la consciencia de libertad, pero en soledad, la desesperación silenciosa, el hartazgo y el vacío de vivir bajo el régimen de la mentira, la angustia e imposibilidad de salir del laberinto, y el deseo de huir de uno mismo y saltar hacia la nada.
Siguiendo el camino abierto por Ojalá, esta flamante propuesta de Defreds sorprende como contrapartida y continuación de Siempre, su anterior título, un nuevo volumen en el que destacarán también las preciosas creaciones de Lady Desidia que ilustran los textos. En este caso, el libro está organizado siguiendo los signos del Zodíaco, que marcan la impronta de una personalidad, con sus características distintivas, como un personaje con sus cualidades y defectos, que se enfrenta a los hechos y las experiencias de cada día que nos afectan a todos por igual. Una fábula actual bajo la tutela del cielo que reparte personalidad y temperamento, filias, fobias diferentes, para enfrentarnos a la pelea cotidiana.