Durante unas placenteras vacaciones en Egipto, el detective Hércules Poirot coincide con Linnet y Simon, unos conocidos suyos que están de luna de miel en el país de los faraones. El encanto de tan maravillosos días se rompe cuando una mañana, en el transcurso de un crucero por el Nilo, la bella Linnet aparece muerta de un disparo en la cabeza. ¿Será capaz Poirot de encontrar al asesino de la joven esposa? ¿Será capaz de discernir entre imaginación y realidad, aun estando a bordo la ex pareja de Simon, empeñada desde el mismo día de la boda en arruinar su matrimonio con la desafortunada Linnet? El misterio está servido.
Una parábola sobre el amor, la literatura y el fanatismo.
Osman, un estudiante de Ingeniería de Estambul, se abandona no solo a un misterioso libro sino también a la hermosísima Canan, una compañera de la universidad. Él decide partir en busca de los secretos del libro y de un mundo desconocido junto a ella, que también desea encontrar la pista de su amor desaparecido. Sometidos a un viaje hipnótico a través de Turquía, descubrirán que la suya es, quizá, una empresa peligrosa...
Una novela contemporánea en la que caen varios cercos: el histórico de la ciudad de Lisboa, el que impide al hombre comunicarse con sus semejantes y, finalmente, el de la soledad, definitivamente abatido en el amor realizado.
Raimundo Silva es un revisor de textos de una editorial, un personaje anodino que tiene como misión en la vida conservar la integridad de los textos que llegan a sus manos. Un día, revisando un texto histórico, toma una decisión: introducir un «No» donde debiera aparecer un «Sí». Esta determinación altera, sin duda alguna, la historia escrita, pero también va a ser fundamental en su vida personal.
El conservador Raimundo Silva no volverá a ser sujeto paciente de la historia, tanto la universal como la personal, porque su acto de rebeldía le hace asumir el protagonismo que, como hombre -y por tanto hegemónico- le corresponde en la vida.
Simmons se atreve a revisar otro clásico indiscutible como la Ilíada de Homero en la nueva y espectacular serie formada por Ilión y Olimpo.
Una obra única, maravillosa e irrepetible.
La historia del asedio de Troya (Ilión), reconstruida en un lejano futuro con elementos de ciencia ficción: los dioses son post-humanos que disponen de una «divina» tecnología cuántica, el Monte Olimpo está en Marte y los nuevos robots «moravecs» de más allá del cinturón de asteroides se interesan por la inusitada actividad que se observa en el planeta rojo.
Mientras tanto, los últimos humanos en la Tierra viven una insulsa vida de «eloi» bajo la atenta vigilancia y supervisión de unos misteriosos Voynix de origen desconocido. Los elementos para la más inteligente revisión de la más clásica aventura épica humana están servidos.
Operación Shylock es una novela que se mantiene en la frontera entre el ensayo y la ficción, la seriedad y la alta comedia, la historia y la pesadilla.
En este libro, diabólicamente imaginativo, que podría -o no- ser una novela, Philip Roth conoce a un hombre que podría -o no- ser Philip Roth. Porque alguien con ese nombre ha estado viajando por Israel, haciendo propaganda del Diasporismo, una insólita doctrina que pregona la necesidad de un nuevo éxodo, pero en dirección contraria. Roth intenta detenerle, incluso si esto significa hacerse pasar por su propio «doble».
Con un agudísimo suspense, una irreverente especulación filosófica y una serie de personajes que incluyen a agentes de inteligencia israelíes, exiliados palestinos, criminales de guerra y un miembro de una organización llamada Antisemitas Anónimos, Operación Shylock es un acertado juego entre realidad y ficción.
«El arte del mando era tratar con la naturaleza humana, y él había dedicado su vida a aprenderlo. Colgó la espada del arzón, palmeó el cuello cálido del animal y echó un vistazo alrededor: sonidos metálicos, resollar de monturas, conversaciones en voz baja. Aquellos hombres olían a estiércol de caballo, cuero, aceite de armas, sudor y humo de leña.
»Rudos en las formas, extraordinariamente complejos en instintos e intuiciones, eran guerreros y nunca habían pretendido ser otra cosa. Resignados ante el azar, fatalistas sobre la vida y la muerte, obedecían de modo natural sin que la imaginación les jugara malas pasadas. Rostros curtidos de viento, frío y sol, arrugas en torno a los ojos incluso entre los más jóvenes, manos encallecidas de empuñar armas y pelear. Jinetes que se persignaban antes de entrar en combate y vendían su vida o muerte por ganarse el pan. Profesionales de la frontera, sabían luchar con crueldad y morir con sencillez.
»No eran malos hombres, concluyó. Ni tampoco ajenos a la compasión. Sólo gente dura en un mundo duro.»