Como el propio Cervantes dijo, el sentido último de sus Novelas ejemplares se halla en «todas juntas como en cada una de por sí». Este volumen ofrece una selección de cuatro novelas, representativas del conjunto, prologadas y anotadas por los reconocidos cervantistas Antonio Rey Hazas y Florencio Sevilla Arroyo. A través de un estudio detallado de cada obra seleccionada, la edición aporta una visión global de las doce novelas, que se inscriben en un complejo y multiforme entramado de relaciones mutuas (desde puntos de vista temáticos, argumentales, estilísticos, técnicos y estructurales), siempre sin perder la autonomía de cada una. La libertad y ejemplaridad, el carácter experimental, la capacidad para hacer verosímil lo inverosímil, para despertar y mantener la atención del lector son algunos de los elementos que conforman el marco implícito de unión de las Novelas ejemplares. En ellas, Cervantes sometió a renovación todas las formas narrativas existentes, y de su esfuerzo consciente de reflexión, asimilación e innovación creativa nace la novela moderna.
¿Existen las segundas oportunidades? Una boda frustrada. Un cálido reencuentro. Esta es la historia de Alex y Emma.
Junto a sus dos mejores amigas, Emma deja atrás la ciudad de Nueva York y viaja a California con el firme propósito de pasar las vacaciones con un cóctel en la mano, bajo el sol, en las cálidas playas de la costa. Un plan perfecto. O al menos lo fue hasta que se encontró con Alex, el chico que no solo le rompió el corazón sino que, además, la dejó plantada una semana antes de subir al altar para darse el «sí, quiero».
Por desgracia, Alex sigue siendo irresistible. Y, aunque Emma siente debilidad por su mirada azul y su sonrisa canalla, no está dispuesta a volver a caer en sus redes. Todo quedó atrás. Él quedó atrás. Así es como deben ser las cosas. El problema es que «querer» no siempre es suficiente y a veces hay recuerdos que pesan demasiado.
«¿Existen las segundas oportunidades? Si eres de las que piensan que el amor no siempre es dos más dos, sino algo así como sesenta y tres por cuatro, divido entre ocho y multiplicado por infinito, tienes que conocer la historia de Alex y Emma».
Tras un desengaño amoroso, Elisa está decidida a retomar las riendas de su vida e ir tachando propósitos de su lista de objetivos: seguir siendo la mejor en su empleo, casarse, formar una familia, mudarse a una bonita casa a las afueras… ¿El problema? Todavía no ha conocido al futuro padre de sus hijos. Pero ella no es de las que se rinden tras un fracaso y tiene muy claro qué tipo de hombre desea a su lado. Para empezar, uno que no se parezca en nada al abogado con el que debe competir en su trabajo, ese que está poniendo a prueba toda su paciencia.
Jack Helker es tan atractivo como borde. A pesar de su sonrisa insolente y de que es el típico hombre que debería venir con un cartel en la frente en el que pusiese «no tocar», Elisa es incapaz de ignorar el deseo que siente cada vez que él está cerca. Y, entre rocambolescas citas, Froot Loops y noches imprevistas, empezará a reconsiderar que a veces «perder el control» también tiene sus ventajas.
«Quizá la princesa no encuentre a un caballero a lomos de un corcel cuando se asome a la ventana de la torre, pero tal vez sí tropiece con un seductor chico de ojos grises el día que se atreva a dejar atrás los seguros muros del castillo».
En el crepúsculo de su trayectoria como agente de los servicios secretos, Ned está a cargo de una escuela de entrenamiento para jóvenes aspirantes a espías. Con el objetivo de despedir el curso, decide invitar a George Smiley para que dé una charla. Y Smiley ofrece a la joven audiencia un relato honesto de sus experiencias. A partir de las palabras de su mentor, Ned recuerda sus propios triunfos y fracasos, y rememora una carrera que le llevó a Escocia, Hamburgo, Israel o Camboya y que se nos presenta en una colección de recuerdos fascinante.
El peregrino secreto es un viaje apasionante a lo largo de una dilatada carrera en los servicios secretos, de la mano de Ned y del personaje más querido del universo Le Carré: el agente George Smiley.
En la Nochevieja de 1937, Katey Kontent, mecanógrafa en un bufete de abogados de Wall Street, y Eve Ross, su compañera de pensión, salen dispuestas a exprimir a fondo la libertad que promete Nueva York. Se dirigen a The Hotspot, un bar de tercera fila donde se toman el jazz lo bastante en serio como para que nadie moleste a dos chicas de buen ver, y donde la ginebra es suficientemente barata como para beber un dry martini cada hora. Cuando los tres dólares que llevaban se agotan, aparece en escena Theodore Tinker Gray, un joven cachorro de la aristocracia de Nueva Inglaterra, luciendo una sonrisa arrebatadora y un abrigo que Katey y Eve no podrían pagar con sus sueldos de un año. Juntos acabarán celebrando la llegada del año nuevo en Times Square, en una noche que marcará el principio de una amistad que transformará sus vidas. Este encuentro fortuito supondrá para Katey el acceso a círculos selectos de la sociedad neoyorquina, en los que, gracias a su agudeza, sus nervios de acero y su intelecto, logrará que se le abran muchas puertas. No obstante, inmersa en un universo resplandeciente, un mundo frívolo y disoluto habitado por personajes de dudosa procedencia, Katey tendrá que descubrir las reglas del juego para adaptarse a los desafíos de la gran ciudad.
«No me siento ligado a nada, salvo a la desprestigiada herencia de Cervantes», afirma orgulloso Kundera. Y a reivindicar esta nobilísima herencia dedica el autor checo estos apasionantes ensayos donde expone su concepción de la novela europea y sus consideraciones sobre su origen —un arte nacido de la risa de Dios— y su problemático futuro. ¿Estará tocando a su fin como género moderno? En esta época de «paradojas terminales», Kundera sostiene que la novela ya no puede vivir en paz con el espíritu de nuestro tiempo: «si aún quiere “progresar” como novela, no puede sino hacerlo en contra del progreso del mundo». Y, a propósito de autores como Rabelais, Cervantes, Flaubert o Musil, discurre sobre el arte de la composición novelesca, la polifonía o la creación de personajes.