Julia escucha en un bar a una vieja que la abordó en la calle y dice ser su abuela. Siempre tuvo dudas sobre su propio origen, y Griselda ahora le revela su verdadera historia. Muy pronto entenderá que detrás de esa apacible anciana hay más de lo que dice. Los lectores, con ella, empezarán una inmersión sin pausa en un territorio de horror multiforme que, en la repetición de la tortura y la muerte, replica los gestos sangrientos de la dictadura militar argentina. Una trama labrada con excelencia que repasa los años sesenta y setenta con los recursos del terror y del gore y que deslumbra con su maestría y agudeza.
Años cincuenta, Irlanda rural. Un tipo solitario se encuentra con un coche misteriosamente vacío en medio de un campo. Sabe que no debe acercarse, pero es incapaz de evitarlo y pronto se ve envuelto en un inquietante caso de desaparición: un hombre asegura que su esposa podría haberse arrojado al mar.
Llamado desde Dublín para investigar, el inspector Strafford recurre rápidamente a su viejo aliado, el brillante e imperfecto doctor Quirke, un hombre con quien está vinculado de maneras cada vez más complejas. A medida que avanzan en la investigación, el pasado vuelve con fuerza, amenazando con cambiar la vida de todos y cada uno de ellos.
Después de haber pasado por sus respectivos infiernos, Sophie y Logan se conocen en un grupo de apoyo. La química entre ellos es inmediata: sienten que pueden contárselo todo e incluso compartir el peso de su dolor con el otro. Sophie le confiesa cómo su madre cayó en la adicción, abandonándola, y Logan comparte la historia de la muerte de su mejor amigo. Juntos irán desenredando los traumas que los atrapan, comprendiéndose mutuamente y volviendo a confiar en el mundo y en sí mismos. Una novela sobre dos almas que se encuentran, quizá, porque estaban destinadas a hacerlo.
Es otoño en Maine y Bob Burgess, el abogado del pueblo, está inmerso en la investigación de un asesinato, mientras entabla una profunda amistad con la aclamada escritora Lucy Barton, que vive calle abajo con su exmarido William. Juntos, Lucy y Bob salen a pasear y hablan de sus vidas, de sus miedos y remordimientos, y de lo que podría ser o haber sido. Lucy, por su parte, conoce por fin a la mítica Olive Kitteridge, que ahora vive en una urbanización de jubilados a las afueras de la ciudad. Pasan las tardes en el apartamento de Olive contándose historias sobre personas que han conocido «vidas no registradas», las llama Olive y, de paso, llenando de significado las suyas propias.
Roma, 1960. Mientras un Andre Aciman adolescente observa el puerto de su nueva ciudad, su madre se preocupa por el equipaje: treinta y dos maletas y baúles que contienen todo su mundo. Acaban de llegar a Italia desde Alejandría, hogar que han tenido que dejar atrás. Su padre sigue en Egipto y ahora Andre es el cabeza de familia. Solían tener una buena vida, pero todo vestigio de su estatus se ha esfumado tras su huida.
El autor, su hermano pequeño y su madre se mudan a un apartamento de la capital italiana que justo antes de su llegada se usaba como burdel. Mientras buscan la manera de encontrar su sitio en la ciudad, el autor se encierra en su habitación para leer un libro tras otro.
Estas son las primeras palabras que repite el protagonista de esta original novela. En un principio, parece que no es más que un niño de doce años que escribe un diario porque tiene miedo a su madre, a los espejos, a las hormigas... pero su temor más grande es que muera Violette, la mujer que lo ha cuidado desde que murió su padre. Desgraciadamente, a Violette no le queda mucho tiempo y él se quedará solo con una madre que nunca lo ha querido. Hasta aquí no parece que el suyo sea diferente a cualquier otro diario. Sin embargo, sus intenciones van mucho más allá de la mera recopilación de estados psíquicos: quiere escribir acerca de su cuerpo y de todos aquellos descubrimientos que experimenta a través de este.
Thea Fox tiene la vida que siempre quiso. Se ha convertido en una reconocida diseñadora de videojuegos, un trabajo que le ha permitido regresar a Redbud Hollow, el lugar donde transcurrió su infancia, junto a su querida abuela. Cuando descubre que su nuevo vecino es su amor platónico de la adolescencia, el guapo cantante líder de la banda Code Red, parece que la vida no puede ser mejor. Sin embargo, el camino para llegar hasta ahí no ha sido fácil. Thea, como su abuela, tiene una habilidad especial que le permite llegar a la mente y el alma de las personas. A veces, incluso puede ver el futuro. Para su abuela es un don, pero ella, desde el día en que presenció el asesinato de sus padres en un sueño, lo siente como una maldición. Gracias a su visión, la policía pudo atrapar al hombre que lo hizo y ponerlo entre rejas.
John Dunbar, conocido como «el Basilisco», quiere dar la espalda a su pasado de brutalidad y errancia y vivir por fin en paz junto a su familia. Se asienta con Lucrecia y su hija, Felicidad, en el inhóspito Valle de las Rocas, en pleno territorio navajo. Sin embargo, hasta allí le perseguirán los enemigos más aterradores que haya conocido nunca, unos enemigos que no parecen proceder de su mismo mundo. Por su parte, Jon, el escritor creador de las aventuras del Basilisco, regresa a su pueblo natal. Pretende rehabilitar la vieja casa familiar e instalarse en ella. Mientras, en el lejano oeste, Dunbar acoge al hijo de un antiguo enemigo y duda del amor de Lucrecia, dificultades para las que su experiencia como pistolero no le ha preparado, Jon se topa con una rival que estuvo a punto de arruinarle la vida y que parece dispuesta a intentarlo de nuevo. Así, las vidas del personaje y su autor se aproximan hasta casi confundirse.
Atraco a mano armada, difamación, asesinato, conspiración, sustracción de obras de arte, composición de poemas elegiacos a la muerte de Hitler. De Verlaine a Burroughs, de Norman Mailer a Hans Fallada, de Giacomo Casanova a Curzio Malaparte, muchos han sido los literatos que, a lo largo de la historia, han purgado sus ofensas y delitos en la cárcel. Y han sobrevivido para contarlo. Chester Himes o Jean Genet se pasaron buena parte de su vida en el fondo de un calabozo infecto. Otros, como el Marqués de Sade o Heinrich von Kleist, iniciaron sus carreras literarias tras los barrotes de una prisión. Incluso se han dado casos, como los de Louise Michel o Goliarda Sapienza, de escritoras que experimentaron una irónica sensación de emancipación y libertad tras entrar en presidio.