Desde hace algún tiempo, Cristina y yo habíamos especulado con la posibilidad de hacer un trabajo en el que pudieran conjuntarse y dialogar sus textos con algunos de mis dibujos, y llegó el momento cuando apareció Conversaciones entre pájaros, los del bosque y los del alma, esos pájaros de su alma de afrodescendiente, consciente y orgullosa de esa herencia cultural híbrida que vive en sus versos y vuela en los esbozos de esos pájaros igualmente híbridos escondidos entre sus páginas.
Este libro urbano y contemporáneo juega con las formas y el lenguaje para dibujar el desasosiego de la rutina citadina. El tumulto de la juventud sacude cada página con sus males de amores, su incertidumbre, su esperanza desaforada, y su rebeldía frente a las presiones socioculturales. La ciudad de Bogotá aparece como testigo y cómplice, amparando a la narradora en sus desamores y retándola en las noches.
Poesía de tonos ágiles e intensos que hurgan / exploran la temporalidad de la existencia a través de imágenes que turban y descolocan al lector. Versos que construyen y deconstruyen un espacio de extrañamiento, donde toda exploración es posible en la medida en que las grietas de la memoria evoquen un fonema, porque cuando hay lenguaje no hay ausencia. Los textos de Lucía Orellana transitan / recrean parajes cercanos y lejanos, los captura con su voz fosforescente en la urgencia de atrapar lo que fue y lo que será.
En una sociedad donde las palabras han perdido su significado, los niños se han hecho con el poder, persiguen cualquier manifestación verbal o escrita y han instaurado el silencio como norma. Contenida en Magma, un monumental dispositivo que emite estímulos visuales sin descanso, la imagen ha ocupado el lugar de la filosofía, de la historia e incluso de la religión. En el marco de esta existencia sorda y muda, un hombre emprende viaje en compañía de tres singulares camaradas: un libro, un mono y la risa.
El autor concentra en esta novela algunos de los grandes temas que vertebran su obra, como la apropiación del discurso colectivo por parte de las ideologías, las formas que posee el poder para reinventar la realidad y la transformación de nuestra especie a través de la tecnología. Intensa, estimulante e implacable, Horda es una parábola y, como tal, aspira a contener una enseñanza moral.
Como los de su primera entrega, con la que Victoria León ganó el Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado, los poemas de Flores de fuego, escritos entre 2018 y 2022, parten de una poética y unas concepciones estéticas fundamentadas en el clasicismo y la lengua natural, ensayando nuevas formas y tonos. Dividido en cuatro secciones, que dialogan entre sí o con lecturas de Cioran (a quien se debe la metáfora del título), Lucrecio, Nietzsche, Goethe, Marco Aurelio, Zweig, Keats, Breton, Foscolo o Cernuda, el libro tiene la soledad como gran tema común: la soledad como destino humano, pero también como faro desde el que nace e irradia la poesía para iluminarnos y tendernos paradójicos puentes con la vida, o como búsqueda del alma del mundo en el sentido platónico, necesaria para crear y vivir plenamente.
El silbido vulnerable del jilguero me despierta, a veces, desde la ventana de la habitación. Y, como las gotas condensadas, empiezo a deslizarme por la memoria. Viajo otra vez a la tierra que habité, ahora curtida por el presente, y recuerdo todas las heridas existentes. Creo que fue en ese instante cuando empecé a escribir. O había sido antes, no sé. La memoria a veces es confusa. A veces, sin embargo, no escucho su silbido y hablo con el silencio, que me recuerda las ausencias que no vuelan. Entonces, les escribo y dejo que vuelen sobre el papel.