Una mala racha. Así es como podría llamarse a lo que está viviendo Sookie. Primero, su compañero de trabajo es asesinado y a nadie parece importarle. Luego se encuentra cara a cara con una criatura sobrenatural y casi muere en el ataque. Afortunadamente los vampiros le salvaron la vida, así que cuando le piden que busque a uno de ellos, desaparecido en Dallas, Sookie no lo duda ni un momento: les debe un favor.
Se supone que el trabajo es fácil: debe entrevistar a ciertos humanos involucrados en la desaparición. Solo hay una condición, los vampiros deben prometer comportarse y dejar que los humanos salgan ilesos. Más fácil decirlo que hacerlo. Todo lo que se necesita es un pequeño error para que las cosas se vuelvan mortales...
París, 1889. La ciudad se prepara para la gran Exposición Universal y la Argentina opulenta participa con un fastuoso pabellón al gusto francés, sin saber que en las inmediaciones un aventurero belga planea exhibir en una jaula, como animales salvajes, a un grupo de indios onas capturados en Tierra del Fuego, y presentarlos como «antropófagos patagónicos». Uno de ellos, el muchacho Kalapakte, logra huir y, deambulando a la sombra de la recién erigida Torre Eiffel, conoce al joven anarquista Karl, quien participó en su construcción. Juntos emprenden una particular odisea por Europa y las tierras americanas, un regreso repleto de aventuras y peligros que ponen en evidencia las miserias y contradicciones de un siglo que termina y otro que recién empieza.
Ainhoa nace de milagro en La Paz, en Bolivia, tras morir su madre, Amanda, en un supuesto atentado parapolicial. Crece en Cuba y en 1988, a los 21 años, comienza un viaje iniciático con el País Vasco como primer destino para conocer la tierra de Manex, su padre. En pleno conflicto represivo, conoce a Josune, una periodista comprometida, y a su cuadrilla de amigas y amigos.
Cuando el novio de Josune muere por sobredosis de heroína, ésta decide acompañar a Ainhoa en su viaje, que las llevará hasta Beirut, luego Kabul y finalmente Marsella. Son los últimos años de la Guerra Fría y ambas se adentrarán en el oscuro mundo de las redes del narcotráfico y sus estrechos vínculos con las tramas políticas.
«Esta es la historia de un hombre que sin saberlo fue su siglo y la de un lugar que se condensa aquí en un nombre propio: Germán Alcántara Carnero, una historia de violencia incontenible y natural que exige ser contada como una biografía discontinua y que no debía empezar aquí.»
Así comienza El cielo árido, la historia de Germán Alcántara Carnero: de su tiempo, de los hombres y mujeres que vivieron a su lado y de la meseta inexistente en la que Monge destila las esencias de una Latinoamérica salvaje. Un lugar árido, dónde las únicas constantes parecieran ser la soledad, el sol inagotable, la violencia, la lealtad, y la lucha cotidiana por hacerse de una escala de valores que dote de sentido a la existencia.
Sólo al final de una vida sabes cómo y a qué te has adaptado
Esta obra entrelaza dos historias. Por un lado está la fascinante vida del naturalista Charles Darwin, un genio enfermizo que en su tiempo fue tachado de farsante, blasfemo, ignorante y otros muchos defectos por atreverse a argumentar que toda especie, incluyendo la humana, desciende de otra y forma parte de un proceso llamado evolución.
Por otro lado, está la extraña ruta seguida por uno de nuestros contemporáneos, que se considera a sí mismo como el último darwinista y abre un blog en donde exhibe seres humanos que, según propone, son mutaciones de nuestra especie, producidas por los aditivos químicos que desde hace décadas contienen nuestros alimentos y por derivaciones imprevistas del avance tecnológico.
Melisandra balancea sus piernas sobre el río que corre lentamente junto a la hacienda de su abuelo. Aguarda, con la calma propia de los habitantes de Fagua, la llegada anual de los contrabandistas que traerán las últimas noticias del mundo. Pero esta vez con ellos llega un forastero desconocido que le propone emprender juntos la aventura con la que siempre soñó.
Siguiendo el curso del río, internándose en la selva, dos jóvenes emprenden un viaje para encontrar Waslala, el paraíso en cuya búsqueda se perdieron los padres de Melisandra, un lugar utópico y legendario que parece haberse esfumado, dejando tan sólo la huella de un ideal imposible, un sueño maravilloso grabado en el recuerdo de unos pocos.