Miércoles, 13 de marzo de 2019. El agente de la policía judicial Axel Nash no es capaz de tomarse la vida con calma y, si no hay casos que resolver, se aburre mortalmente. No en vano dejó su Vigo natal para buscar más acción en Madrid. Una mañana recibe la llamada de su nueva compañera, Loor Galván, a la que apenas conoce, pero con la que, sorprendentemente, conecta: Marcos Goya, presentador radiofónico de un programa nocturno, acaba de aparecer en un hotelucho de citas asesinado a cuchilladas y con restos aparentes de haber sido torturado.
Mientras tanto en Vigo, Omar Pombo y su amigo Javier Grande, Jarvis, que, como muchos otros jóvenes de las Rías Baixas, han acabado trapicheando para el narcotráfico, acaban de meterse en un lío descomunal: han perdido un cargamento y las consecuencias son previsibles. Y no son buenas.
«Ésta es la historia de un hombre que sin saberlo fue su siglo y la de un lugar que se condensa aquí en un nombre propio; Germán Alcántara Carnero. Una historia de violencia incontenible y natural que exige ser contada como una biografía discontinua y que no debía empezar aquí»
Así comienza El cielo árido, la historia de Germán Alcántara Carnero: de los hombres y las mujeres que vivieron a su lado y de la meseta en la que Monge destila las esencias de una Latinoamérica salvaje. Un lugar árido, donde las únicas constantes parecieran ser la soledad, la violencia, la lealtad y la lucha cotidiana por hacerse con una escala de valores que dote de sentido a la existencia.
Una alocada investigación sobre las cosas más serias de la vida.
Este es el libro de un escritor dispuesto a todo con tal de tener una historia que contar en su próxima novela. Después de ganar un gran premio literario, zarandeado por la presión y las expectativas, intenta averiguar ―desoyendo cualquier consejo― qué se esconde detrás de una misteriosa escena que presencia mientras pasea a su perro: un hombre llora abatido y una ambulancia asiste a una persona a las puertas del jardín de una vieja casa.
En esta alocada investigación, la vida y la literatura no tardarán en confabularse para poner a prueba este estrafalario método de inspiración que le induce a creer que la ficción es la única herramienta válida para gestionar el amor, la inexpugnable felicidad de la escritura o el devastador desgarro de la pérdida.
Rocío Martínez fue una belleza cuando tenía quince años, aunque ahora ha engordado demasiado y se ha visto forzada a ocultar media cara tras una máscara. Ella será la inspiradora involuntaria del atraco que David el Mono y su primo, Rubén el Chato, planean contra la organización de don Jorge Illescas, un golpe con el que costear la reconstrucción del rostro de Rocío. Don Jorge Illescas se pasa la vida viajando por el mundo, haciendo negocios de dudosa legalidad que le han labrado incontables enemigos, casi siempre acompañado por Tania, su amante, una tratante de arte. El Chino, un matón salvaje y adicto, recibe el encargo de ir tras los pasos de don Jorge, desaparecido desde hace un tiempo, con el encargo de encontrar una valiosa estatuilla que debía de estar en su poder. Y en la búsqueda de esa escultura se dará de bruces, algún tiempo después, con la familia de Rocío y el Mono.
«Los banqueros cuentan sus beneficios, los políticos sus votos y los poetas sus cosas. Cuentan y recuentan las cosas en las que se quedó enredada su vida. En los días de meditación y soledad, de vagabundeo doméstico, tomo conciencia de que tengo la casa llena de cosas. No se trata exactamente de que me importe tirar cosas, sino de que tengo inclinación a conservar las cosas que son mi casa. Para no confundir una fiesta con un acto de barbarie, conviene pensar lo que se desecha cuando se tira la casa por la ventana. Las cosas con capacidad de convertirse en un recuerdo suponen el deseo personal de atender a la vida, de vivir con atención, con amor.»
Temblor surgió de un tembloroso interrogante de la autora: ¿qué pasaría si hubiera un mundo que sólo existiera si alguien lo pensase? Pensó entonces Rosa Montero un mundo agobiante, controlado por el poder de un Estado omnipresente y una religión engarzada por dogmas de hierro. Un país y unos personajes del futuro que quizás estén esperándonos.
Sobre las rumas de la Gran Catástrofe, Agua Fría emprende una larga búsqueda para alcanzar la libertad. Para ello debe liberarse del temor y de las tentaciones que le presenta un orden jerarquizado y siempre capaz de provocar nuevos desastres. Iniciada como sacerdotisa del supremo poder, Agua Fría defiende su integridad interior para sobrevivir a las atrocidades y a la disciplina.