Novela de un marcado tinte autobiográfico que deja entrever la relación del autor, Alexandre Dumas hijo (1824-1895), con una afamada cortesana de la época, Marie Duplessis, La Dama de las Camelias cuenta los amores trágicos entre la joven Marguerite Gautier, entretenida del París de la época, románticamente enferma de tuberculosis y poseedora de una belleza sin igual que la sitúa por encima de las damas de su condición, y Armand Duval, hijo de familia respetable, lleno de buenas intenciones y presa de la ingenuidad propia de su edad. Entre el lirismo pasional y el realismo, el relato empuja a ambos personajes en dirección contraria a la marcada por los convencionalismos sociales imperantes y hacia un final trágico. El éxito de la novela motivó que fuera llevada al teatro en 1852 -cuatro años después de su publicación y adaptada un año después por Giuseppe Verdi en su ópera La Traviata.
Alexandre Dumas se ganó la admiración de la crítica y del público con la publicación de La dama de las camelias que se convirtió en una de las novelas más populares de todos los tiempos. Giuseppe Verdi se inspiró en ella para componer La traviata. Basada en las vivencias del autor, el libro narra la relación entre el joven Armand Duval y la cortesana Marguerite Gautier, una de las historias de amor más trágicas, hermosas, tristes e imperecederas que jamás se hayan escrito.
Ana Garrido quiere volar y dejar de ser una niña pobre de las minas asturianas. Pierde la fe en Dios cuando matan a su hermano, pierde la fe en los hombres cuando el primer amor la golpea y el segundo la abandona. Entonces promete escribir su destino con letras bañadas en oro.
Ana Garrido quiere poder. Entra al narcotráfico y logra controlar en España una industria criminal plagada de sujetos despiadados. La apodan la Rubia y termina tras las rejas, condenada a más de treinta años de prisión por dirigir el mayor alijo de cocaína jamás decomisado en Europa, la operación Temple. Aun así, no se arrepiente. Ella es la Dama del Norte.
A los veintinueve años, y tras haber compuesto un buen número de obras para los corrales de comedia, Pedro Calderón de la Barca logró una pieza de capa y espada modélica: La dama duende, amenísimo juego de amores, dudas, osadías y desplantes, cifrados en la tramposa alacena que preside y engrana una acción dramática magistral en su progresión y que se alimenta sobre todo de la confusión y el engaño.
En plena guerra austro-prusiana, el detective aficionado Julius Bentheim y su joven amigo Albrecht Krosick intentan sobrevivir en el campo de batalla hasta que son reclutados por el comisario Gideon Horlitz. Unas valiosas joyas pertenecientes al Imperio del Antiguo Egipto han sido robadas por una astuta banda criminal. Las huellas de este robo los llevarán a Egipto, convertido en un tablero de ajedrez donde se juega una partida por el gobierno del país del Nilo y en el que las alhajas robadas pueden tener un valor incalculable. Secretos, intrigas y una conspiración política internacional. Todas las pistas parecen llevar a una misteriosa mujer llamada Feline. Julius y Albrecht tendrán que decidir entonces si es una aliada en las sombras o la mayor mente criminal a la que se hayan enfrentado.
Nadie sabe quién es Dama, solo que pinta. Se desconoce si es joven o anciano, si es hombre o una mujer. De Dama solo se ha oído que emplea su mano izquierda, que ejecuta sus trabajos como acuchillando el lienzo. Salvo aquellos que las compran, nadie ha visto lo que oculta bajo el papel de estraza con el que envuelve sus pinturas.
Con cada subasta, su obra se revaloriza y la incógnita sobre su identidad aumenta; pero cuando Lucas Cúe, el popular deportista, aparece brutalmente asesinado, el inspector Valtierra debe encontrar un nexo entre el crimen y el cuadro más reciente del misterioso pintor; descubrir quién acecha tras el seudónimo.