Hércules Poirot nunca habría pensado tener que visitar al dentista dos veces en un día. El motivo de la segunda visita fue, no obstante, bien distinto al de la primera. El famoso detective acude esta vez para examinar el escenario de un aparente suicido, el del dentista, cuyo cuerpo ha sido hallado en la consulta.
¿Por qué decidiría un dentista de éxito acabar con su vida en plena jornada? ¿Cuál es la relación de uno de los pacientes del doctor con su muerte? Le corresponde a Poirot llegar al fondo de la cuestión.
En la persona de la anciana Aaliya confluye el pasado y el presente de Beirut. Vive en una ciudad asediada por la violencia y el dolor, pero escapa de su terrible realidad gracias a la literatura. Huérfana de padre y repudiada por un marido al que nunca quiso, ha pasado la mayor parte de su vida leyendo en una librería y traduciendo en la soledad de su casa las grandes obras de la literatura de todos los tiempos a razón de una al año. Citas y títulos de Pessoa, Nabokov, Javier Marías o Italo Calvino desfilan y entretejen estas páginas, que repasan la historia reciente de Líbano y abren una puerta a la vida íntima de sus habitantes.
En esta tercera entrega del quinteto narrativo integrado por novelas autónomas que abre A la sombra del granado y continúa El libro de Saladino, dedicado a novelar la historia del mundo musulmán en sus momentos más críticos de conflicto con Occidente, Tariq Ali pinta la irreversible decadencia del Imperio Otomano en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Recuperando el estilo más intimista empleado en la novela dedicada a la caída de Granada, Ali refleja en La Mujer de Piedra los anhelos, pasiones y conflictos que bullen en el seno de la aristocrática e influyente familia de Iskander Bajá, que, tras cinco siglos al servicio del Imperio, comienza a mostrar claros signos de declive y resquebrajamiento, en simbólico reflejo de la agonía de un gigante víctima tanto del acoso de las grandes potencias occidentales como de su propio debilitamiento interno.
Anna Fox vive sola, recluida en su casa de Nueva York, sin atreverse a salir. Pasa el día chateando con desconocidos, bebiendo vino (quizá más de la cuenta), mirando películas antiguas, recordando tiempos felices... y espiando a los vecinos. Entonces llegan los Russell al barrio: una pareja y su hijo adolescente. La familia perfecta. Hasta que una noche Anna ve algo desde su ventana que no debería haber visto. Todo su mundo empieza a resquebrajarse y sus propios secretos salen a la luz. ¿Qué es lo que ha visto? ¿Y qué ha imaginado? ¿Quién está en peligro? ¿Y quién está manipulándolo todo? En este thriller absolutamente fascinante, nada ni nadie es lo que parece. Tortuosa, escalofriante, original y conmovedora, La mujer en la ventana es una sofisticada novela de suspense que ya llamó la atención antes de ser publicada. Los derechos de traducción se vendieron a 38 lenguas y Fox empezó a trabajar en su adaptación a la gran pantalla. Debutó en el n.º 1 de la lista de libros más vendidos del New York Times a la semana de salir a la venta -algo que no sucedía con una primera novela de autor desconocido desde hacía doce años- y permaneció allí varias semanas. Le han llovido los elogios de la crítica, de otros escritores y de los lectores norteamericanos; una acogida entusiasta y bien merecida, que se repite a medida que se publica en nuevos países.
Una mañana, el propietario de una furgoneta gastronómica ambulante aparece apuñalado en su interior. El vehículo está aparcado en una céntrica plaza, junto a otros de las mismas características. Todos participan en unas jornadas festivas que organiza el Ayuntamiento de Barcelona. Ningún testigo ha oído o visto nada durante la noche.
Tras las primeras pesquisas, los encargados del caso, la inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín Garzón, sólo cuentan con una pista: los vecinos de las furgonetas cercanas a la del crimen aseguran que, la tarde anterior, una mujer hizo una gran compra en el negocio de la víctima. Poco después descubren quién es esa clienta, y tan importante es el descubrimiento que encontrarla se convierte desde ese momento en una prioridad. Sin embargo, parece que una mano misteriosa sigue a los detectives amenazando con violencia a cualquier persona a la que interroguen. Petra y Garzón se enfrentan a un criminal que intentará por todos los medios que el enigma no se resuelva.