En abril de 1849 Fiódor Dostoievski, con otros veintisiete jóvenes, era detenido y acusado de «crímenes contra la seguridad del Estado»; unos meses después, se le sometía a un simulacro de ejecución, y finalmente a una condena de ocho años de trabajos forzados en Siberia. En 1862 aparecería en forma de libro Memorias de la casa muerta, el recuento autobiográfico de sus experiencias en presidio, presentado, bajo una ficticia primera persona, la del «difunto» Alexánder Petróvich Goriánchikov. Este hombre, noble e instruido, que jamás ha trabajado, se encuentra de pronto privado de libertad, obligado a los esfuerzos más penosos, rapado y encadenado, en compañía de montañeses, bandoleros, asesinos, presos políticos y mendigos.
Epopeya extraordinaria de unos tiempos convulsos que François de Chateaubriand vivió como testigo y protagonista, las Memorias de ultratumba son un documento literario atemporal. Melancólico y desengañado, aristócrata que presenció la Revolución Francesa, que viajó a la joven República americana y conoció el esplendor y la falsía del Imperio napoleónico, así como la Restauración, Chateaubriand fue un hombre polifacético, hábil y vehemente, cuyas Memorias?"un templo de la muerte erigido a la luz de mis recuerdos"?nacieron como confrontación personal con la Historia, como revancha contra el tiempo. Un escritor maravilloso y de culto capaz de construir, como el profesor Fumaroli dice en el prólogo redactado para esta edición, "una reflexión profunda, de una actualidad sobrecogedora y de un alcance universal, sobre la era democrática inaugurada por la Revolución Americana y por la Revolución Francesa, sobre las grandes esperanzas que ella hizo nacer, sobre los peligros que llevaba en germen, y sobre las pruebas insólitas a las que exponía, en su expansión mundial, la libertad y la humanidad misma del hombre."
Tamara Petkévich gozó de una infancia privilegiada en la Petrogrado de los primeros años del régimen soviético, en el seno de una familia afiliada al Partido Comunista Bolchevique.Pero al cumplir diecisiete años su padre fue arrestado durante la Gran Purga, y la familia pasó a ser «enemigos del pueblo». Más tarde, ella y su marido recibirían una sentencia de siete años de trabajos forzados en el gulag. Allí desarrolló distintos oficios: controladora de producción en una fábrica, miembro de una brigada de cantera, enfermera... No obstante, si bien Petkévich se hizo actriz profesional después de su liberación, fue en los escenarios de los campos repartidos en la República de Komi donde aprendió su oficio. El suyo es un relato único que da testimonio del poder del arte para salvar vidas.
Las confesiones de Sayuri, una de las más hermosas geishas del Japón de entreguerras.Poco antes de su muerte, Sayuri, una anciana japonesa afincada en Nueva York, cuenta la historia de su vida a un joven amigo americano. El poder de seducción de la voz narrativa de esta geisha legendaria transporta al lector a un Japón de entreguerras, lleno todavía de ecos feudales, y a una de las tradiciones japonesas que más curiosidad inspiran en el mundo occidental: la de la geisha, una peculiar práctica cultural a la que están ligadas artes tales como la seducción, la danza, la pintura o la clásica ceremonia del té.
Memorias de una joven formal traza las primeras etapas de un aprendizaje -existir sin concesiones a falsos ideales o autoengaños- y culmina con un gran encuentro; recién ingresada en la Sorbona, Simone de Beauvoir traba amistad con alguien a quien acaba de conocer, Jean-Paul Sartre, que le dice: "A partir de ahora la tomo entre mis manos".
SIMONE DE BEAUVOIR (1908-1986), escritora francesa, fue también inseparable compañera de Jean-Paul Sartre durante más de cincuenta años. Su obra abarca tres vertientes: la literaria (La invitada. Los mandarines), la ensayística (El segundo sexo) y la memorialistica (Memorias de una joven formol. La plenitud de la vida. La fuerza de las cosas. Final de cuentas y, tras la muerte de Sartre, La ceremonia del adiós).
Traducción de Silvina Bullrich
Nacida en una familia católica y burguesa que no espera de ella sino que se convierta en una «joven formal», contra la que se irá rebelando a medida que madura, Simone de Beauvoir relata en Memorias de una joven formal su despertar al hábito de lectura y de escritura, la relación cercana con su familia y su entrañable amiga Zara, junto con la situación de Francia tras la Primera Guerra Mundial y los estragos que ésta provocó en su hogar y en su país. Con todo, poco a poco, la niña que fue Beauvoir nos cuenta quién fue, pero también, y sobre todo, la época en la que vivió, en sus aspectos sociales, culturales y políticos. Una pequeña joya autobiográfica, sin lugar a dudas. Beauvoir marcó un antes y un después en la literatura femenina y el feminismo en el siglo xx, y está considerada como una autora fundamental en este siglo.