Urko Pínaga regresa del exilio para asistir al entierro de su tía Flora, con la que vivió antes de marcharse a Inglaterra, como tantos niños vascos. Urko se encuentra con un Getxo diferente al que conoció, pero sobre todo con una casa, la de la tía, que ahora se le presenta como un lugar misterioso cargado de repente de secretos. ¿Por qué tiene un aviso de derribo por parte de las autoridades? ¿Por qué su prima Regina se comporta de un modo tan extraño? ¿Mantuvo Flora a escondidas alguna relación que no le confesó a su sobrino? ¿Ha fallecido de muerte natural? El contraste entre lo que Flora le contaba por carta y lo que Urko se encuentra alimenta las sospechas en torno a una mujer a la que en realidad el protagonista quizá desconocía por completo.
La inspectora Leonore Asker, al mando de la peculiar Unidad de Casos Perdidos, recibe una llamada del todo inesperada: su padre, con quien no tiene contacto desde hace más de quince años, necesita su ayuda, ya que se ha hallado un cuerpo en su finca y la policía sospecha que él ha sido el asesino.
Mientras, Martin Hill se muda a una finca apartada para escribir una biografía sobre el empresario Gunnar Irving, intrigado por el hecho de que la legendaria propiedad contiene una isla privada con un observatorio astronómico abandonado. Pronto, Hill descubre que la zona tiene más historias que ofrecer: luces misteriosas y cuerpos mutilados. Mientras Asker y Hill intentan encontrar respuestas, un temible asesino en serie, el hombre de cristal, surge de las profundidades de la oscuridad de las que nadie regresa jamás.
Smaug, por cierto, parecía dormido cuando Bilbo espió una vez más desde la entrada. Estaba a punto de dar un paso adelante y en ese momento alcanzó a ver un repentino y delgado rayo rojo bajo el párpado caído del ojo izquierdo de Smaug.
El mago Gandalf y una compañía de enanos han llevado a Bilbo muy lejos de la vida cómoda y despreocupada de Bolsón Cerrado, y el hobbit se encuentra
de pronto comprometido en una peligrosa aventura: robar el tesoro de Smaug el Magnífico, un dragón enorme y muy peligroso. Aunque interviene de mala gana, Bilbo sorprende a todos por su habilidad e inventiva.
Escrito por J.R.R. Tolkien para sus hijos, El hobbit tuvo un éxito inmediato cuando se publicó en 1937. Esta edición especial de 1997, ilustrada por Alan Lee, conmemora el sexagésimo aniversario de un gran clásico que se ha establecido a sí mismo como uno de los libros más influyentes de nuestro tiempo.