Los textos inéditos suelen perdurar en cuadernos, márgenes o papeles dispersos; éste permaneció en una cinta magnetofónica, grabada en Nueva York hace más de cincuenta años. Los encuentros del seminario que Borges ofreció en la Universidad de Columbia en 1971 estuvieron dedicados a la escritura, tanto de ficción y poesía como de traducción. Cada reunión estuvo abierta a las preguntas de los estudiantes y, a la manera de los diálogos platónicos, la conversación recrea el contraste de los puntos de vista del autor y de sus lectores.
¿Cómo construye Borges un poema o un relato? ¿Qué diferencia reconoce entre cuento y novela? ¿Por qué nunca escribió una? ¿Cuál es el deber del escritor en función de su tiempo? ¿Qué distancia hay entre lo que un escritor se propone hacer y lo que en realidad hace?
En este libro Borges contesta, entre muchas otras, a estas preguntas.
Una obra inédita de Borges, única y reveladora sobre su método de escritura
El taller literario de Borges
Los textos inéditos suelen perdurar en papeles diversos, márgenes o cuadernos en octava; suelen encontrarse en cajones, baúles, latas de galletitas o bolsillos; éste permaneció en una cinta magnetofónica, grabada en Nueva York hace cuarenta y tres años. Esto quiere decir que antes de ser un libro, El aprendizaje del escritor fue oral, y que su texto comporta la traducción -o ventriloquia- de las transcripciones del seminario sobre escritura que ofreció Borges en la Universidad de Columbia, en 1971. Cada reunión estuvo abierta a las preguntas de los estudiantes y, a la manera de los diálogos platónicos, recrea naturalmente el contraste dramático de los puntos de vista del autor y sus lectores. Este seminario, como la vastísima obra de Borges, no encierra una sola página que no ofrezca una felicidad.
«Yo creo que el deber de un escritor es ser un escritor, y si puede ser un buen escritor, está, entonces, cumpliendo con su deber.»
Con cuatro años, Marta Rota perdió a su padre, y en cierto modo también a su madre, pues Margarita Jovani tuvo que ganarse la vida para mantener a su familia.
Procedente de una familia de sastres barceloneses, Margarita se había criado entre telas, hilos y patrones, y se le daba muy bien percibir la belleza que puede sacar a la luz o realzar la alta costura, un don heredado y potenciado por Marta.
Esta niña, con una intuición fuera de lo común para combinar colores y prendas, abandonó a edad temprana unos estudios que poco le ofrecían, porque ella solo tenía un deseo: vestir a las mujeres.