Hugh de Galard, escritor de libros de viaje, recorre Europa en la que será la última travesía de su vida. Un itinerario que realiza junto a su esposa, Violet Archer, y en el que rememora su vida en Londres mientras atraviesan un continente que parece vagar en la incertidumbre. En barcos, trenes, automóviles, paseos y flneries descubren la metáfora de una Europa de ruinas prematuras con viejos balnearios, estaciones olvidadas, parques acuáticos abandonados y cementerios clausurados. Un viaje en busca de la memoria europea y un refugio ante lo que está a punto de desaparecer. Los viajeros del continente es una novela sobre la vida y la muerte digna donde la enfermedad queda destilada en una celebración de la literatura como única forma de salvación.
La joven psicóloga Lis de la Serna regresa a su Cantabria natal para ocupar el puesto de jefa del área de salud mental en la residencia Santa Teresa. Regentada por la congregación de las Carmentalias y ubicada entre los acantilados de Comillas, Lis ya estuvo allí cuando el suicidio de su pareja la llevó a internarse en el centro. Pero, ahora que piensa que sus problemas han quedado atrás y que puede empezar de cero, no sospecha que el engaño, la traición y el asesinato acechan entre las paredes de la institución. Cuando descubre las extrañas circunstancias que rodean a una muerte que tuvo lugar allí, Lis se adentra en un mundo peligroso donde imperan el secreto, la dominación y el crimen. ¿Podrá enfrentarse a la verdad que esconde la residencia Santa Teresa y salir indemne?
En su primera novela, Paloma Rivas, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga de profesión, ha construido un escalofriante thriller psicológico plagado de sorpresas que llevará a los lectores a explorar los rincones más oscuros de la mente.
Un avión secuestrado estalla a gran altura sobre el canal de la Mancha. Dos supervivientes caen al mar: Gibrel Farishta, un legendario galán cinematográfico, y Saladin Chamcha, el hombre de las mil voces, autodidacta y anglófilo furibundo. Consiguen llegar a una playa inglesa y notan unos extraños cambios: uno ha adquirido una aureola y el otro ve con horror cómo crece el vello de sus piernas, los pies se le convierten en cascos y las sienes le abultan... Los versos satánicos es la novela más célebre, iconoclasta y polémica de Salman Rushdie. Una referencia ineludible de la literatura de nuestro tiempo.
¿Qué ocurre con la carrera de grandes artistas y atletas cuando llegan a la vejez? ¿Alcanzan una serenidad renovada o sucumben al tormento? A medida que nuestro cuerpo y nuestra mente se deterioran, ¿cómo seguir adelante?
Geoff Dyer reflexiona sobre las secuelas del paso del tiempo y se fija en los últimos días de grandes escritores, pintores, futbolistas, músicos y estrellas del tenis (sí, también Roger Federer). Con un tono mordaz y una lucidez inigualables, Dyer nos acerca a momentos críticos de genios que cedieron física o mentalmente cuando sus carreras alcanzaron la cúspide o que se reinventaron desafiando las convenciones. Entre su exquisita selección, Dyer nos confía el deterioro mental de Nietzsche, los nuevos sonidos que Dylan encontró tras una crisis creativa, las últimas pinturas con cierto aire abstracto de Turner, la brillante pluma de Jean Rhys en su madurez y los mágicos cuartetos finales de Beethoven.
Los últimos días de Immanuel Kant' sigue siendo uno de los textos más singulares y elaborados de Thomas de Quincey. Gracias en buena medida a las memorias firmadas por Ehregott Wasianski, el ensayista inglés pudo prestar sus palabras al fiel amigo de Kant y relatar los últimos momentos del célebre filósofo ilustrado. Siguiendo antojadizamente el flujo de los acontecimientos, De Quincey nos da cuenta en sus páginas de las preocupaciones que invaden ahora a ese pobre espíritu en otro tiempo brillante. Atrapado por su vejez y por sus problemas de salud, el filósofo aparece retratado como un hombre agotado y enfermo. Sus pérdidas de memoria y de equilibrio afligen a Wasianski, que intenta por todos los medios hacer su vida más llevadera hasta el último aliento.
El periodista norteamericano Doug Bock Clark convivió durante tres años en un remoto enclave indonesio con la tribu indígena de los lamaleranos, la única que actualmente sigue pescando cachalotes el animal dentado más grande del mundo solo con métodos tradicionales; los mismos que en el siglo xix habría utilizado el capitán Ahab contra Moby Dick: en barcos de remos y arponeándolos a mano.
Fruto de su experiencia nace este cautivador retrato sobre un grupo que convive en equilibrio con la naturaleza perpetuando una práctica con un fuerte componente ritual y épico, que asiste impotente a la progresiva desaparición de sus costumbres y sustento. El cambio climático, la globalización y las nuevas tecnologías están destruyendo una comunidad en la que la solidaridad, el respeto por la naturaleza y los mayores eran exponentes de una cultura que reflejaba lo mejor del ser humano.