Hugo Mujica nació en Avellaneda (Buenos Aires, Argentina) en 1942. Si bien comenzó a escribir a los cuarenta años, actualmente es uno de los poetas latinoamericanos de mayor relevancia. Entre ensayos, cuentos y poesía, lleva publicados una treintena de libros, algunos de ellos traducidos a más de quince idiomas. En un río todas las lluvias es el libro mismo un río, en el sentido que Mujica le otorga: un lugar de la escucha, de lo que pasa, pero también de lo que ese pasar va revelando, va susurrando. Poemas en los que no hay ni nostalgias de un pasado mejor, ni desprecio a nuestro presente; poemas cuya reiterada exigencia es vivir, enfrentarse a la vida desnuda. Poesía que no teme a la finitud, sino que busca abrazarla, ahondarla hasta llegar a su raíz, hasta lo que tiene de sagrado. Una poesía que, además de río, es lluvias: un libro que fecunda y nos invita a ser lo que somos antes de haberlo creado.
Tan divertida como espeluznante, tan triste como perdurable, En un Estado libre es la novela del autor Premio Nobel de Literatura V.S. Naipaul en plenitud de facultades.
Dos ingleses residentes en África -Bobby, un funcionario con cierta inclinación por los muchachos del continente, y Linda, su altiva esposa- regresan a su finca de un viaje en coche. Pero en el camino les espera el paisaje de un país sin nombre, todo miseria y matanzas étnicas. Cuanto más se adentren en él, más claramente verán cómo cruzan el límite que separa a los forasteros privilegiados de las víctimas del horror.
El presente volumen se completa con cuatro narraciones sobre gente que busca la liberación lejos de casa.
Leena Cotton es infalible, pero ha metido la pata. Sus jefes le ordenan tomarse dos meses de vacaciones y, agotada, decide escapar de la humeante Londres.
Eileen Cotton es imparable, pero acaba de quedarse soltera a sus setenta y nueve años y no hay (a primera vista) ningún soltero adecuado para ella en Hamleigh, su pequeño pueblo.
Al enterarse del problema de su abuela, Leena propone una solución drástica: durante ocho semanas, Eileen se irá a Londres a buscar el amor mientras ella se ocupa de todo en Hamleigh y aprovecha para desconectar.
Sin embargo, Leena se las tendrá que ver con marabuntas de pensionistas y el insoportable (pero muy atractivo) profesor del pueblo; y tal vez las webs de citas y los hípsters londinenses puedan con Eileen. Las Cotton están a punto de descubrir que vivir la vida de otra persona no es tan sencillo como creían..., pero quizá sea justo lo que necesitan.
¿Quién eres cuando tienes que caminar con los zapatos de otra persona?
Nisha viaja por todo el mundo y disfruta de las comodidades propias de los ricos y poderosos. Hasta que su marido le pide el divorcio y deja de pasarle dinero. Nisha está decidida a aferrarse a su sofisticado estilo de vida, pero, mientras, deberá esforzarse por salir adelante. Y eso que ya ni siquiera tiene los zapatos que llevaba puestos hasta hace un momento.
La razón es que Sam, en el peor momento de su vida, se ha llevado la bolsa de gimnasio de Nisha por error. A Sam no le da ni tiempo a preocuparse por su despiste, bastante tiene con sacar a su familia adelante. Pero cuando se prueba los zapatos Louboutin de Nisha, rojos, espectaculares y con un tacón de quince centímetros, Sam siente tanta confianza que se da cuenta de que algo debe cambiar..., y ese algo es ella.
Nisha viaja por todo el mundo y disfruta de las comodidades propias de los ricos y poderosos. Hasta que su marido le pide el divorcio y deja de pasarle dinero. Nisha está decidida a aferrarse a su sofisticado estilo de vida, pero, mientras, deberá esforzarse por salir adelante. Y eso que ya ni siquiera tiene los zapatos que llevaba puestos hasta hace un momento.
La razón es que Sam, en el peor momento de su vida, se ha llevado la bolsa de gimnasio de Nisha por error. A Sam no le da ni tiempo a preocuparse por su despiste, bastante tiene con sacar a su familia adelante. Pero cuando se prueba los zapatos Louboutin de Nisha, rojos, espectacularesy con un tacón de quince centímetros, Sam siente tanta confianza que se da cuenta de que algo debe cambiar..., y ese algo es ella.
Basho no habría oído zambullirse la rana y hacer ruido en el agua sin el permiso del indecible Tao. * El Tao lo que hizo fue jugar con Basho, la rana y el agua para facilitarle al poeta el gran hallazgo.