En una ciudad con muros y edificios de cristal existe una sociedad totalitaria cuyos súbditos sobrellevan unas vidas carentes de pasión y creatividad. Hasta que D-503, un matemático que por las noches sueña con números, efectúa un descubrimiento: tiene un alma individual. Ambientada en el siglo XXVI, Nosotros es la novela distópica por antonomasia, antecesora de 1984 y Un mundo feliz. Un relato que vaticina el destino al que todos podemos estar abocados si rendimos nuestra individualidad a un desvarío tecnológico colectivo. Proscrita en la Unión Soviética durante muchos años, Nosotros sigue siendo un conmovedor alegato en favor de la libertad individual, al tiempo que una convincente, trepidante y vívida obra de ciencia ficción.
Dos jóvenes integrantes de distintas organizaciones armadas mantienen su amistad de toda la vida reuniéndose como pueden, en los intersticios que les permiten sus actividades revolucionarias.
Nosotros dos en la tormenta cuenta el día a día de dos militantes, de dos células, de sus acciones violentas y de aquellos que se ven afectados por estas: las víctimas y sus familias, pero también los seres queridos de los propios guerrilleros. Es la historia del entusiasmo y las dudas, del arrojo y la rivalidad, del encandilamiento que provoca fijar la vista sin descanso en un sol brillante e imperioso, de la dinámica enloquecida de una época turbulenta, donde el tiempo jugará en contra de todos y le abrirá camino al poder de la muerte.
Inquietante, conmovedora y cercana, esta novela nos retrotrae a la década del setenta de un modo nuevo: sin esquivar las paradojas y descubriendo a los seres humanos cobijados bajo las banderas de los apasionamientos políticos más extremos.
Louis Waters y Addie Moore llevan gran parte de su vida siendo vecinos en la apacible localidad de Holt, en Colorado. Ambos enviudaron hace años y acaban de franquear las puertas de la vejez, por lo que no han tenido más opción que acostumbrarse a estar solos, sobre todo en las horas más difíciles, despues del anochecer. Pero Addie no está dispuesta a conformarse. De la forma más natural, decide hacer una inesperada visita a su vecino: "Me preguntaba si vendrías a pasar las noches conmigo. Y hablar...". Ante tan sorprendente propuesta, Louis no puede hacer otra cosa que acceder.
Al principio se sienten extraños, pero noche tras noche van conociendose de nuevo: hablan de su juventud y sus matrimonios, de sus esperanzas pasadas y sus miedos presentes, de sus logros y errores. La intimidad entre ambos va creciendo y, a pesar de las habladurías de los vecinos y la incomprensión de sus propios hijos, vislumbran la posibilidad real de pasar juntos el resto de sus días.