La juez Lola MacHor y su marido Jaime, médico investigador del CSIC, llevan más de treinta años juntos. Una noche, Jaime invita a cenar a dos amigos, JJ, un médico americano, y a Rafael Scott, asesor de un senador de Texas de origen argentino. Ambos han trabajado duro para conseguir que el prestigioso premio Wolf a la investigación médica recaiga este año en Jaime. Durante la cena, en la que Lola luce una pulsera que había pertenecido a su suegra, JJ muestra vivo interés por la joya y también por un cuadro, regalo de los padres de Jaime y que según ellos es una horrible copia de un Matisse. La pulsera desaparece después de la cena y el cuadro unos días después, cuando se produce un robo en casa de la familia. A dos voces, desde la perspectiva de Lola y por primera vez, dando voz a Jaime, acompañaremos a la pareja en una investigación que en esta ocasión involucra directamente a la juez y a su familia. Clave Matisse es un thriller absorbente que ahonda en temas como la confianza, las relaciones de pareja y las difíciles fronteras entre la mentira, la verdad y el dolor.
En una isla de las costas de Maine, un hombre es encontrado muerto. No hay identificación de su cuerpo. Solo el esforzado trabajo de un par de periodistas locales y de un graduado en medicina forense logra descubrir algunas pistas para, después de un año, saber quién es el muerto. Pero es aquí donde comienza el misterio. Porque cuanto más descubren del hombre y de las extrañas circunstancias de su muerte, menos comprenden. ¿Se trata de un crimen imposible? ¿O de algo aún mas extraño...? Con ecos de El halcón maltés de Dashiell Hammett y de la obra de Graham Greene, Stephen King presenta un relato sorprendente y conmovedor, cuyo tema es nada menos que la naturaleza del propio misterio.
No siempre tenemos a mano los ingredientes de la felicidad. Tita lo había aprendido desde pequeña, cuando crecía en la cocina con Nacha y se le negaba toda posibilidad de vida propia desde su nacimiento. Pero también aprendió que los ingredientes no son lo más importante para cocinar un buen plato, sino todo el amor con que seas capaz de hacerlo. Sus platos no sólo tenían el poder de deslumbrar por sus sabores y texturas. Su tristeza, su alegría, su deseo o su dolor a la hora de prepararlos se contagiaban irremediablemente a todo aquel que los probaba. A través de esta alegoría que vincula con maestría los sentimientos y los elementos culinarios, asentada en la tradición del realismo mágico y en la recreación de la cultura mexicana, Laura Esquivel se convirtió en una de las escritoras más importantes de la narrativa en español.