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Imagen de CELAMA (UN RECUENTO) (OF2)
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CELAMA (UN RECUENTO) (OF2)

«La tierra que llaman Celama nos hizo hijos del mismo destino en una noche de invierno.» Este libro se compone de treinta y ocho historias que transcurren en el territorio imaginario de Celama. La mayoría forman parte de la trilogía compuesta por las novelas El espíritu del páramo, La ruina del cielo y El oscurecer, y otras son inéditas. Todas ellas se revisten ahora de un nuevo fulgor al aparecer reordenadas por la afinidad de lo que cuentan. Celama es una metáfora, tan hermosa como compleja, de la desaparición de las culturas rurales y conduce a lo más hondo y misterioso del corazón humano. Las historias nos ofrecen un cómputo de vidas apasionadas, melancólicas, exuberantes, cotidianas o secretas: un reflejo universal de las condiciones adversas de la vida, al que no falta la lucidez que añade el humor.
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Imagen de CEMENTERIO DE ANIMALES (FG) (BOL)
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CEMENTERIO DE ANIMALES (FG) (BOL)

Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, y por eso lo había enterrado. Aun así, incomprensiblemente, el gato había vuelto a casa. Church estaba allí otra vez, como Louis Creed temía y deseaba. Porque su hijita Ellie le había encomendado que cuidara del gato, y Church había muerto atropellado. Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, incluso lo había enterrado más allá del cementerio de animales. Sin embargo, Chruch había regresado, y sus ojos eran más crueles y perversos que antes. Pero volvía a estar allí y Ellie no lo lamentaría. Louis Creed sí lo lamentaría. Porque más allá del cementerio de animales, más allá de la valla de troncos que nadie se atrevía a traspasar, más allá de los cuarenta y cinco escalones, el maligno poder del antiguo cementerio indio le reclamaba con macabra avidez...
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Imagen de CEMENTERIO DE ANIMALES (NE 21) (BOL)
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CEMENTERIO DE ANIMALES (NE 21) (BOL)

Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, y por eso lo había enterrado. Aun así, incomprensiblemente, el gato había vuelto a casa. Church estaba allí otra vez, como Louis Creed temía y deseaba. Porque su hijita Ellie le había encomendado que cuidara del gato, y Church había muerto atropellado. Louis lo había comprobado: el gato estaba muerto, incluso lo había enterrado más allá del cementerio de animales. Sin embargo, Chruch había regresado, y sus ojos eran más crueles y perversos que antes. Pero volvía a estar allí y Ellie no lo lamentaría. Louis Creed sí lo lamentaría. Porque más allá del cementerio de animales, más allá de la valla de troncos que nadie se atrevía a traspasar, más allá de los cuarenta y cinco escalones, el maligno poder del antiguo cementerio indio le reclamaba con macabra avidez...
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