Escrita desde una celda con papel higiénico como único soporte, El diablo en la cruz se concibe como una declaración de intenciones en defensa de la lengua y la literatura africana, al mismo tiempo que se manifiesta como una feroz crítica a una sociedad víctima del neocolonialismo donde la explotación, el acoso sexual y la hipocresía están a la orden del día. El resultado es un retrato irónico y desnudo del sufrimiento de un pueblo que nunca ha renunciado a soñar con la libertad y que se atrevió a convertir este libro en un símbolo de esperanza.
Las culturas se fosilizan si están aisladas, pero nacen o renacen en el contacto con otros hombres y mujeres, los hombres y mujeres de otra cultura, otro credo, otra raza. Si no reconocemos nuestra humanidad en los demás, nunca la reconoceremos en nosotros mismos. De los espejos de obsidiana enterrados en la urbe totonaca de El Tajín a los espejos ibéricos de Cervantes y Velázquez, el de la locura y el del asombro, un intercambio de reflejos culturales ha ido y venido de una a otra orilla del Atlántico a lo largo de más de quince años; este ensayo cuenta esa historia, la nuestra.
¿Quién es este Dios, primero hebraico y ahora cristiano, que quiere la sangre, la muerte, para que sea restablecido el equilibrio de un mundo en el que sólo imperan sus leyes? ¿Cómo puede la nueva ley ser ley de Amor si aún pesa sobre el ser humano la condenación eterna? ¿Cómo puede éste creerse una criatura divina digna de la inmortalidad si debe someterse a una ley de terror que preexiste y es exterior a él?
Esta novela, que tanto sorprendió al mundo católico, presenta una visión distinta, mucho más terrenal, de los hechos relativos a Jesús: las circunstancias de su nacimiento, los primeros interrogatorios a su madre, José atormentado por la culpa por haber preferido salvar a su hijo antes que alertar sobre las intenciones de Herodes, los encuentros con los ángeles y demonios, el descubrimiento del amor junto a María Magdalena, los diálogos existenciales y la angustia por saber cuál es el verdadero sentido y función de su existencia ante los ojos de Dios...
El Evangelio según Jesucristo responde al deseo de un hombre y de un escritor de llegar hasta el origen de la civilización propia para encontrar ahí las preguntas esenciales. Sin negar lo divino ni la religiosidad latente en el corazón de cada ser humano.