Marianela es una joven pobre, deforme y menospreciada por todo el mundo. Sólo encuentra consuelo y un hombro en el que apoyarse en Pablo, el hijo ciego del dueño de las minas de Socartes, a quien la desdichada muchacha hace las veces de lazarillo. Sus paseos y sus conversaciones devienen en un lazo que parece inquebrantable, y Pablo promete a Nela casarse algún día con ella. Sin embargo, la posibilidad de un remedio para su ceguera hará tambalear los cimientos de un amor que trasciende toda apariencia y posición social.
«Quince años más tarde, la memoría de aquel día ha vuelto a mí. He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca. Todos tenemos un secreto encerrado bajo llave en el ático del alma. Éste es el mío.» En la Barcelona de 1980 Óscar Drai sueña despierto, deslumbrado por los palacetes modernistas cercanos al internado en el que estudia. En una de sus escapadas conoce a Marina, que comparte con óscar la aventura de adentrarse en un enigma doloroso del pasado de la ciudad, un desafío de siniestras consecuencias que alguien deberá pagar.
Ana María Maya, una importante bailaora gitana, y el concepto hindú de la maya, esa ilusión que crea en nosotros una imagen falsa del mundo y que nos impide percibirlo tal y como es, son los misteriosos hilos que conducen esta novela hasta su sorprendente final. Si las islas Fidji, como último reducto ecológico, protagonizan la primera parte, España es el centro de la segunda, donde el pintor Goya y el rostro de su maja jugarán un papel fundamental en la trama. En Maya, apoyándose en el suspensem Gaarder nos explica la evolución de los vertebrados y del Universo a partir del Big Bang, una teoría sobre la relatividad del Tiempo o si el Universo tiene o no una finalidad concreta.