.Julio Cortázar no solo demostró ser un maestro de la literatura contemporánea convirtiéndose en una referencia inescapable para escritores posteriores como Roberto Bolaño, también fue un intelectual prolífico que nos ha legado una valiosa obra ensayística llena de agudeza e ingenio.Sus textos críticos constituyen una lectura imprescindible en la medida que ponen de manifiesto las nociones y valores determinantes en la génesis de la literatura cortazariana, ofreciendo al lector una figura más precisa y completa del autor de Rayuela, al mismo tiempo que le desvela el maravilloso poliedro de su obra.La recopilación que recoge la presente edición ha sido llevada a cabo por tres especialistas que, además de ser reconocidos eruditos y expertos, también fueron amigos muy cercanos al autor: Saúl Yurkievich, Jaime Alzaraki y Saúl Sosnowski.
COMO DE QUINCEY Y TANTOS OTROS, he sabido, antes de haber escrito una sola línea, que mi destino sería literario. Mi primer libro data de 1923; mis Obras completas, ahora, reúnen la labor de medio siglo. No sé qué mérito tendrán, pero me place comprobar la variedad de temas que abarcan. La patria, los azares de los mayores, las literaturas que honran las lenguas de los hombres, las filosofías que he tratado de penetrar, los atardeceres, los ocios, las desgarradas orillas de mi ciudad, mi ciudad, mi extraña vida cuya posible justificación está en estas páginas, los sueños olvidados y recuperados, el tiempo... La prosa convive con el verso; acaso para la imaginación ambos son iguales.
Felizmente, no nos debemos a una sola tradición; podemos aspirar a todas. Mis limitaciones personales y mi curiosidad dejan aquí su testimonio.
J.L.B.
EL ESCRITOR VIVE, la tarea de ser poeta no se cumple en determinado horario. Nadie es poeta de ocho a dos y de dos a seis. Quien es poeta lo es siempre, y se ve asaltado por la poesía continuamente. De igual modo que un pintor, supongo, siente que los colores y las formas están asediándolo. O que un músico siente que el extraño mundo de los sonidos —el mundo más extraño del arte— está siempre buscándolo, que hay melodías y disonancias que lo buscan. Para la tarea del artista, la ceguera no es del todo una desdicha: puede ser un instrumento.
J.L.B.