Un coche se encuentra abandonado de noche en medio de la llanura pampeana con un bidón de gasolina al lado. De repente, el vehículo estalla en llamas y vemos que, en su interior, una mujer está sentada al volante, sin inmutarse. A su lado descansa un libro en cuya portada leemos: Las cosas que perdimos en el fuego. Con esta potente sucesión de imágenes empieza la maravillosa adaptación a cargo de Lucas Nine de la célebre recopilación de cuentos homónima de Mariana Enriquez, una de las voces más rompedoras y originales del panorama actual, que encuentra en esta escena el hilo visual que conecta los cuatro relatos seleccionados: El chico sucio, Pablito clavó un clavito, El patio del vecino y Bajo el agua negra.
En una fría noche de noviembre, Guido Brunetti recibe una llamada de su colega, el ispettore Vianello, alertándole de que se ha visto una mano en uno de los canales de Venecia. Pronto se encuentra el cuerpo y se asigna a Brunetti la investigación del asesinato de este inmigrante indocumentado. Dado que no existe un registro oficial de la presencia del hombre en Venecia, se ve obligado a utilizar fuentes de información mucho más suculentas en la ciudad: los chismes y los recuerdos de las personas que conocieron a la víctima. Curiosamente, había estado viviendo en una pequeña casa en los terrenos de un palazzo propiedad de un profesor universitario, en el que Brunetti descubre libros que revelan el interés de la víctima por el budismo, los revolucionarios Tigres Tamiles y la última cosecha de terroristas políticos italianos, activos en la década de los ochenta.
Tanner Hughes was raised by his grandparents, following in his grandfather’s military footsteps to become an Army Ranger. His whole life has been spent abroad, and he is the proverbial rolling stone: happiest when off on his next adventure, zero desire to settle down. But when his grandmother passes away, her last words to him are find where you belong. She also drops a bombshell, telling him the name of the father he never knew—and where to find him.
Tanner is due at his next posting soon, but his curiosity is piqued, and he sets out for Asheboro, North Carolina, to ask around. He’s been in town less than twenty-four hours when he meets Kaitlyn Cooper, a doctor and single mom. They both feel an immediate connection; Tanner knows Kaitlyn has a story to tell, and he wants to hear it. To Kaitlyn, Tanner is mysterious, exciting—and possibly leaving in just a few weeks.