El día que Mae Holland es contratada para trabajar en el Círculo, la empresa de internet más influyente del mundo, sabe que se le ha concedido la oportunidad de su vida.
A través de un innovador sistema operativo, el Círculo unifica direcciones de email, perfiles de redes sociales, operaciones bancarias y contraseñas de usuarios dando lugar a una única identidad virtual y veraz, en pos de una nueva era de civilidad y transparencia. Mae está entusiasmada con la modernidad y la actividad de la compañía, las espaciosas oficinas de diseño, las cafeterías acristaladas y las acogedoras instalaciones del campus. Cada día se celebran fiestas, conciertos al aire libre y actividades deportivas. Hay clubs de todo tipo, e incluso puede visitarse un exclusivo acuario de peces exóticos de la fosa de las Marianas. Mae se siente afortunada de formar parte del centro del mundo, a pesar de que se aleje cada vez más de su vida fuera del campus y de que su rol dentro del Círculo acabe siendo del dominio público.
Lo que empieza como la fascinante historia de ambición e idealismo de una mujer se convierte en una trepidante novela de suspense que plantea cuestiones tan vitales como la memoria, el pasado, la privacidad, la democracia y los límites del conocimiento humano.
Vuelve la autora de El abanico de seda con una fabulosa historia de amor y amistad inspirada en la vida real de una mujer médica en la China del siglo XV
De acuerdo con los valores de Confucio, «una mujer educada es una mujer inútil», pero Tan Yunxian, nacida en una familia de élite, es criada en condiciones excepcionales. Su abuela es una de las pocas doctoras que hay en China, y enseña a Yunxian los pilares de la medicina, los Cuatro Exámenes —mirar, escuchar, tocar y preguntar—, algo que un hombre nunca puede hacer con una paciente. Desde pequeña, Yunxian aprende sobre remedios herbales y enfermedades femeninas junto a una joven comadrona, Meiling, con quien forja una gran amistad. Pero cuando Yunxian es enviada a un matrimonio concertado, su suegra le prohíbe verla y ayudar a las mujeres y niñas de la casa, pues debe cumplir con sus deberes de esposa.
Abel Brodersen es hijo de un farero y una alcohólica que vive confinado en una minúscula isla de la pequeña población en la que viven. Son los primeros años del siglo XX y las restricciones propias del lugar y el particular carácter de Abel, terriblemente pasivo pero al mismo tiempo ambicioso y soñador, lo convierten en un personaje curioso que se resiste a asentar la cabeza. Jamás renuncia a abandonar sus expectativas de futuro y emigrará a Estados Unidos para huir de un mundo monótono y ruin.
A su regreso se encuentra con un pueblo con dificultades económicas que tiene grandes esperanzas depositadas en él. Pero Abel, que no pretende vivir una vida lujosa, solo anhela regresar a su añorado Kentucky.