Una renovada visión de la esclavitud donde se mezclan leyenda y realidad y que oculta una historia universal: la de la lucha por escapar al propio destino
Cora es una joven esclava de una plantación de algodón en Georgia. Abandonada por su madre, vive sometida a la crueldad de sus amos. Cuando César, un joven de Virginia, le habla del ferrocarril subterráneo, ambos deciden iniciar una arriesgada huida hacia el Norte para conseguir la libertad.
El ferrocarril subterráneo convierte en realidad una fábula de la época e imagina una verdadera red de estaciones clandestinas unidas por raíles subterráneos que cruzan el país. En su huida, Cora recorrerá los diferentes estados, y en cada parada se encontrará un mundo completamente diferente, mientras acumula decepciones en el transcurso de una bajada a los infiernos de la condición humana... Aun así, también habrá destellos de humanidad que le harán mantener la esperanza.
Whitehead nos brinda una historia universal, onírica y a la vez brutalmente realista, sobre la libertad y las ilusiones truncadas, que nos habla de la fuerza sobrehumana que emerge ante la determinación de cambiar el propio destino.
«En toda relación hay al menos un día realmente bueno», afirma uno de los protagonistas de esta novela que disecciona esa poderosa fuerza que mueve nuestras vidas: el amor. En ella varios personajes le cuentan al narrador sus experiencias más íntimas. Conoceremos a Bradley, quien rememora un día perfecto con Kathryn, su primera mujer, mientras que esta nos confiesa un inesperado flechazo en un partido de sóftbol; a Chloé y Oscar, dos adolescentes que escapan de su humilde pasado sumidos en un amor ardiente e inagotable; o a Diana, que disfruta sin remordimientos de su relación con un hombre casado. Vivencias entretejidas y visiones dispares que completan una vivísima panorámica sobre un sentimiento universal.
Al acercarse la Navidad, una ola de terror recorre Suiza. Un asesino organiza una macabra búsqueda del tesoro enviando por todo el país unos paquetes que gotean sangre. ¿Su firma? Sellos de piel humana. Los medios de comunicación apodan inmediatamente al artífice del horror "el Filatelista". Ana Bartomeu, inspectora de la Policía Judicial de Ginebra, divorciada y con una grave depresión, es la encargada de solucionar el caso junto con un improvisado colega con problemas de alcoholismo. Al mismo tiempo, una pareja es torturada y asesinada en una cueva en algún punto desconocido de Suiza por un hombre que se hace llamar Sam. La investigación llevará a Ana desde los elegantes barrios de Ginebra hasta las calles de Onex, una pequeña localidad de los bosques del Jura .