UNA NOVELA TOTAL SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA EN CLAVE DE REALISMO MÁGICO He aquí la historia de la descomposición total de una familia, de la deshumanización de un pueblo, de la desintegración de un territorio y de una península de casas vacías. La historia de un soldado que se raja la piel para dejar salir la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus alumnos a hacerse los muertos; de un general que duerme junto a la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro todos los árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra que conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá la última franja de una bandera abandonada en Badajoz. He aquí pues la historia total de la Guerra Civil española y de una Iberia agonizante donde lo fantástico apuntala la crudeza de lo real; donde los anónimos miembros de un extenso clan de olivareros de Jándula cruzan sus destinos con los de Alberti, Lorca y Unamuno; Rodoreda, Zambrano y Kent; Hemingway, Orwell y Bernanos; Picasso y Mallo; Azaña y Foxá; donde lo épico y lo costumbrista se entrelazan para tejer un portentoso tapiz, poético y grotesco, bello y delirante. «Con una prosa imprevista, tan original como desacomplejada, David Uclés es un auténtico soplo de aire fresco en las letras españolas».
Las cartas de James Joyce son, sin duda, uno de sus grandes tesoros literarios, una ventana indiscreta y una aproximación emocionante a su oficio de escritor, pero también a su personalidad más íntima y secreta. Sentados delante de este fresco incomparable, vemos desfilar su personalidad abrasadora e indomable, sus celos incontrolables, un sorprendente apego a la familia y una inmensa angustia mientras compagina, en un difícil equilibrio, las ansias de creación literaria con su angustia por publicar: la certeza de que él es un escritor imbatible, convencido de su superioridad intelectual.Recibidas al principio como un documento de vital importancia, estas cartas se han convertido con el tiempo en una parte esencial de la obra de Joyce, una cima literaria en sí misma, la prueba concluyente de que fue uno de esos extraños talentos que transformó en material artístico incluso lo que no tenía intención de publicar. La selección canónica de Richard Ellmann y la traducción impecable de Carlos Manzano convierten a esta edición en la definitiva en nuestra lengua.
El tío Celan era serísimo como los candelabros; sostenía la mirada y saltaba los siglos; sabía que hay edificios umbrosos, terribles, sin estilo resuelto de antemano; estilo alpino, estilo garaje, estilo japonés, sin estilo; por eso no dormía o dormía caminando cuando usaba palabras en el sueño de cuarzo, de ámbar, sin moscas, de granito fragmento de “Capítulo tío Celan”, de Luis Moreno Villamediana Luis Moreno Villamediana (Venezuela, 1966).
Una tragicomedia irlandesa tan hilarante como desgarradora.
Les presentamos a los Barnes, una familia irlandesa infeliz de cuatro maneras diferentes.
El padre, Dickie, regenta un concesionario de coches heredado de su progenitor. Las cosas le iban razonablemente bien hasta que la crisis económica (y quizá también su heterodoxa labia de vendedor) empezó a afectar a las ventas. La madre, Imelda, viene de una familia humilde y es conocida por ser la mujer más hermosa del pueblo. En realidad, ella estaba enamorada de Frank, el hermano carismático —y fallecido— de Dickie, y ahora ambos arrastran un pasado con zonas oscuras.
En cuanto a los hijos: Cass es una adolescente en pleno descubrimiento del sexo y el alcohol que sueña con dejar esa maldita ciudad provinciana y marcharse a estudiar a Dublín. Mientras, mantiene una relación ambivalente, de devoción rabiosa, con su amiga del alma Elaine. Y el benjamín, PJ, sufre acoso en el colegio y teme que sus padres se divorcien, por lo que se refugia en los videojuegos. Allí conecta con un amigo virtual que puede no ser lo que parece...
Los monstruos existen, pero no como los imaginamos. Se camuflan entre la gente utilizando la ropa y el maquillaje para ocultar su naturaleza. El narrador de este libro es uno de ellos. Sufre una grave enfermedad de la piel que le lleva a evitar las playas y la ropa de verano y se ve reflejado en las vidas de otros monstruos con su mismo mal.
La piel humana es el órgano más extenso del cuerpo y es también nuestra presentación ante el mundo. La piel delata la raza, la edad, la experiencia y hasta el carácter de cada uno. La piel nos aísla y a la vez nos comunica con los demás.
Muchos nombres conocidos han sufrido una vida condicionada por la mala piel —Stalin y el narco Escobar, los escritores Updike y Nabokov, la cantante Cyndi Lauper y algún personaje de Scorsese desfilan por estas páginas— y sus peripecias, junto a las del narrador, nos hablan de imagen y cosmética, de nuestra sociedad hipermedicalizada, y de racismo o clasismo. En suma, de una experiencia muy humana: el miedo a que nos vean como de verdad somos.
«Mamá, ¿allá atrás se acaba el mundo?» Esta frase abre camino a una historia fascinante: la de un hombre de enorme talento destinado a desentrañar los misterios de la astronomía. Lorenzo de Tena, inconformista y rebelde, deberá luchar contra las desigualdades sociales, las trampas burocráticas y las tentaciones políticas para ver realizada su vocación. Pero los mayores retos de su búsqueda no vendrán de la ciencia, sino de la cara más oculta de las personas, la que esconde las pasiones y los sentimientos.
La piel del cielo es una historia que, como un telescopio, nos acerca a los desafíos más inalcanzables: las estrellas y el amor.