Cuando Andrew Offutt murió, su hijo Chris heredó un escritorio, un rifle y ochocientos kilos de porno. Andrew fue considerado el rey de la pornografía escrita del siglo xx, con una carrera literaria que comenzó como un medio para pagar la ortodoncia de su hijo y que pronto cobró vida hasta alcanzar su punto álgido durante la década de los setenta, cuando la popularidad comercial de la novela erótica llegó a su apogeo. Con su esposa ejerciendo como mecanógrafa, Andrew escribió desde su casa en las colinas de Kentucky, encerrado en una oficina en la que nadie osaba entrar, más de cuatrocientas novelas. Pero, cuanto más escribía, más crecía su ambición y más difícil era para sus hijos formar parte de su mundo. En el verano de 2013, Chris regresó a su ciudad natal para ayudar a su madre, ya viuda, a salir de la casa de su infancia. Cuando comenzó a leer los manuscritos y las cartas de su padre, por fin tuvo la oportunidad de conocer a aquel hombre difícil, voluble y, a veces, cruel al que había amado y temido a partes iguales, y se dio cuenta de que en ausencia de su padre podría dar sentido a su vida y a su legado.
Amor por Chile y una gran nostalgia son el origen de este libro: la presencia continuada del pasado, el sentimiento de verse ausente de la patria, la conciencia de haber sido peregrina y forastera... todo ello lo transmite Isabel Allende con inteligencia y humor.
Aquí Chile deviene un país real y fantástico a la vez; una tierra estoica y hospitalaria, de hombres machistas y mujeres fuertes y apegadas a la tierra. Pero, sobre todo, es el escenario de su niñez. Evocados con gracia, cobran vida de nuevo su original familia, la casa de los abuelos, el ceremonial de las comidas, las historias de infidelidades... y los espíritus que siempre la han acompañado.
En el coche que la lleva de urgencia al hospital, el rostro de Eligia se va desintegrando por el efecto del ácido. A su lado va Mario, su hijo y narrador de los hechos, que desde entonces la acompañará a lo largo del lento proceso de reconstrucción de ese rostro, sin el cual ninguna identidad sería posible, ni la de la madre ni la del hijo. Corría el año 1964. Por demasía de sufrimiento, dice Mario, la realidad de Eligia –política exiliada bajo el peronismo, funcionaria de máxima jerarquía, autora del primer Estatuto Docente– ya no era convincente.
El ataque había convertido su cuerpo en una sola negación, sobre la que no era fácil construir sentidos figurados, y esa imposibilidad se convertía para Mario en imposibilidad de pensar metáforas para sus sentimientos.
En la campiña holandesa, en un pueblo donde nunca pasa ni nadie, un veterinario rural cumple con otra visita rutinaria a la granja vecina. Es el inicio de un verano asfixiante en el que corren rumores de una enfermedad bovina que se extiende por la zona, pero él solo tiene ojos para la hija pequeña del ganadero, que pasa los días de vacaciones jugando en la casa familiar. Nadie sospecharía lo mucho que ambos pueden tener en común, la sensibilidad y el dolor que conecta sus destinos. Nadie excepto él, que sabe que, desde ese momento, su vida solo existe a su lado.
Hay grandes historias en la literatura, igual que hay grandes voces. Rijneveld pone la suya, que ya le valió el Booker International con su primer libro La inquietud de la noche, al servicio de una de estas: la reinterpretación de Lolita, la historia que definió qué consideramos amor.
William Shakespeare es en muchos aspectos uno de los autores más fértiles de la literatura universal. Su obra ha dado una innumerable cantidad de reflexiones, aforismos, pensamientos de gran belleza y versos de enorme fuerza poética. Ángel-Luis Pujante, traductor y estudioso de la obra de Shakespeare, ofrece aquí una valiosa selección de sus citas más importantes. La presente antología refleja la impresionante variedad de registros que exhibe la obra del bardo inglés. En este sentido, viene a subsanar un sesgo histórico que solo permitía acceder al Shakespeare grave, sabio y sentencioso, y, sin ocultar la gran carga humorística que hay en sus obras, ofrece una imagen del autor que se ajusta al maravilloso poliedro que es el gran dramaturgo inglés.
En esta edición se añade a cada cita el título de la obra, y el acto y la escena de la que procede, así como el nombre del personaje hablante y, cuando es conveniente o necesario, también una breve nota contextual. Con más de 400 citas breves, y 32 pasajes selectos, el número total de citas de Shakespeare aquí reunidas es superior al de las recogidas en las escasas antologías publicadas hasta ahora en España.
No son en realidad cien relatos (uno para cada año) los que componen el libro, sino más bien cien viñetas, cien escenas, cien grabaciones que reflejan, cada una, un momento histórico determinado.
En esta supuesta transcripción de múltiples voces que recorren escalas sociales y geografías diversas, no hay nada de moralizador, aunque se advierta siempre detrás un pensamiento crítico y una ironía. «Yo, intercambiado conmigo, estuve presente año tras año», es el comienzo significativo.
Como de costumbre, Grass confía en sus lectores y no cree necesario explicarles cada personaje ni decirles en qué contexto han de situar cada frase, sabiendo que su libro podrá leerse a distintos niveles de conocimientos históricos y experiencia política.