“Él es el único que hace palpitar mi corazón y bombear mi sangre. El único que enciende mis venas con un calor abrasador, como si la leña estuviera ardiendo en mi interior. Es todo por él. Para él”
Dolor. Siempre había dolor.
De alguna u otra manera las noches de Trish Trainor se convertían en su peor pesadilla. Su padre la usaba como saco de boxeo, la mantenía encerrada en su propia casa para complacer sus deseos de control, fingiendo que tenía todo el derecho de tratarla como basura desde que su madre murió.
Estaba acostumbrada a ello.
Sin embargo, cuando el problema empeoró fue su pequeño hermanito quien la salvó de ser devastada en mente, cuerpo y alma. Tuvieron que correr, era su única opción o su padre arremetería contra Devan. Era solo un niño.
Así que lo hicieron, y solo bastó una caída y una enorme herida en su pierna para aterrizar en la vida de su vecino.
Jaxon Daniels fue testigo de cómo lentamente sus padres se destruían a sí mismos. De cómo la droga y el alcohol los empujaban a una inminente destrucción, convirtiéndolos en cáscaras vacías que deambulaban y apenas se alimentaban. Lo dejaron solo a cargo de todo, de su hermanita en muletas y el recuerdo de su gemelo fallecido a la edad de seis años. Sin ningún asomo de apoyo o cariño, sus padres lo abandonaron cuando apenas era menor de edad.
Jaxon Daniels cuidó de su hermanita por sus propios medios, sin pedir ayuda. Hizo cosas de las que nunca antes se había creído capaz y, con el máximo esfuerzo posible, salió adelante.
Pero ahí estaba ella, un alma tan desesperada como la de él, que buscaba ayuda.
Entonces, la repentina reaparición de Trish Trainor en su vida cambió todo y ahora tenían que vivir escondidos para que el padre de Trish no sospechara. Jaxon Daniels fingió llevar una vida normal mientras sus sentimientos por la exniñera de su hermanita crecían y los peligros de tenerla en su casa crecían cada vez más.
Los protegería. Eran suyos, su familia.
Y todo lo que pudo hacer Jaxon fue zambullirse en el laberinto, en busca de una salida de la miseria que llevaba en su alma rota y la salvación de las personas que amaba.
Trilogía Mío #2
Susane, abogada de cuarenta y dos años, recibe una visita de Gilles Principaux. Cree reconocer en este hombre al chico al que amó locamente cuando ella tenía diez años y él catorce, pero no logra recordar qué sucedió realmente en la habitación del joven. ¿Acaso, como siempre ha sugerido su padre, fue víctima de abusos? En su memoria tan solo subsiste la huella de una pasión cegadora. Más de treinta años después, Gilles Principaux acude a su despacho para que asuma la defensa de su esposa, una madre ejemplar que, sin motivo aparente, ha ahogado a sus tres hijos en la bañera. Otros personajes misteriosos rodean a Susane, en especial Sharon, una joven inmigrante de las islas Mauricio que le limpia la casa y la trata de manera distante y exigente, a pesar de los esfuerzos de Susane por ayudarla a regularizar su situación. Susane se verá inmersa en una realidad hostil y asfixiante y descubrirá poco a poco quién es en verdad Gilles Principaux.
Los personajes de Marie NDiaye viven perseguidos por una culpa lacerante, sometidos a un juicio implacable sin conocer la naturaleza ni el alcance de su presunto crimen. Una lógica indescifrable determina la existencia de estos seres extraños, en ocasiones monstruosos y sin embargo tan parecidos a nosotros, que buscan ser algo más que meras víctimas de sus circunstancias.
Freddy Frenger, Jr., un encantador psicópata de California, acaba de aterrizar en Miami con los bolsillos llenos de tarjetas de crédito robadas y ganas de armarla gorda. Después de una condena en San Quintín, quiere empezar de nuevo en otro estado sin que lo consideren reincidente. En su camino se cruza el sargento Hoke Moseley, un policía con una vida desastrosa, un coche abollado y un aspecto desaliñado, pero implacable en su trabajo. Criminal y policía intuyen que la ciudad no es suficientemente grande para los dos, pero Freddy es quien golpea primero: le roba al sargento su placa, su arma y su dentadura postiza. El duelo está servido.
Marina y María viven mil y una vidas de lunes a viernes dentro y fuera de la redacción y todavía les sobra tiempo para que les sucedan todo tipo de situaciones surrealistas de las que no solo escapan sin despeinarse, sino que terminan con cardado y laca.
Dos libra sin carnet de conducir, parecidas por fuera, pero diferentes por dentro, reporteras kamikazes, divertidas, exigentes, y, sobre todo, caóticas. Solo ellas son capaces de anteponer su espíritu aventurero e informativo a cualquier plan: cambiar un vuelo a Ibiza por otro a La Palma con volcán en erupción incluido, marcharse de la noche a la mañana a Rusia a cubrir una guerra aun a riesgo de no llegar a la boda de su amiga o participar en una carrera ilegal de coches con una cámara oculta…
Una emocionante novela sobre cómo el amor verdadero siempre encuentra una segunda oportunidad.
Ebba Lindqvist tenía una vida perfecta, un programa de éxito en la radio y varios best sellers publicados que la convirtieron en una gurú de las relaciones. Hasta que su amargo y sonado divorcio hizo que todo saltara por los aires. De un día para otro, Ebba perdió su vida familiar de ensueño y también su prestigio profesional. A fin de cuentas, ¿quién querría que una divorciada fracasada le dé consejos sentimentales?
Veronika Mörk es una viuda poco convencional que vive en una residencia de ancianos en un pequeño pueblo de la costa de Suecia. Aunque disfrutó de un plácido matrimonio durante sesenta años, nunca logró olvidar a su primer amor, un estudiante de arte que dio un vuelco a su vida durante el verano de 1955, cuando ella era una joven inconformista que soñaba con ver el mundo en vez de resignarse a una vida aburrida.
Una historia romántica donde el amor puede con todo... incluso con los prejuicios.
Elizabeth Ridgeway es una mujer de extraordinaria belleza, capaz de encender de inmediato el deseo de los hombres. Sin embargo, Nathan, su marido, apenas se fija en ella.
Rafael Santana, hijo de una rica familia de Texas, es atractivo y arrogante. De niño fue secuestrado por comanches y educado como un guerrero, algo que sus modales aristocráticos no logran ocultar. Elizabeth y Rafael tenían una idea equivocada el uno del otro.