Esta novela es un puzle de momentos y emociones. Una historia que nos habla de las relaciones o, lo que es más importante, del amor.
El amor… Suena interesante, pero ¿de qué va?
Ana Luisa Borés (sí, ella también odia su nombre) tiene treinta y cuatro años y se siente un poco atascada en su vida. Trabaja como camarera en Malasaña, vive con Guille, con el que lleva siete años, y...
Venga, al grano, ¿qué va a pasar?
Pues que Ana se besa con un tío en una fiesta y ahí se lía todo.
Vaya..., ¿y ese es el detonante? Pues parece una tontería.
Sí, el detonante es algo tan simple como un beso. Ana se deja llevar, y ese sencillo beso se convierte en una mochila de piedras cada vez más pesada que le hará replantearse su vida, su compromiso, su relación...
Entonces lo del beso es la excusa…
Claro, es una excusa para hablar de los sentimientos, de la infidelidad y de cómo lo que piensan los demás puede alejarnos de nosotros mismos y de nuestros verdaderos deseos.
La década de 1950 se acerca a su fin y en Santiago de Chile Aurora se dispone a asistir a su primer año en la facultad de Medicina. En el discurso inaugural, el rector exhorta al alumnado, concretamente a las dos únicas mujeres de todo el curso, a demostrar que merecen un sitio entre esos bancos. Luchando contra los prejuicios de sus profesores, que dudan de su valía, y de sus propios compañeros, que asumen que Aurora anda en busca de un buen partido, esta cirujana en ciernes se gana un puesto de honor en la facultad. Entre lecciones de anatomía, disecciones de corazones y experimentos poco ortodoxos, pronto su propio corazón empezará a latir de forma incontrolada y Aurora deberá tomar una decisión imposible con la que vivirá el resto de su vida.
Emoción, drama y mucha pasión en una novela que fascinará a las lectoras de La hipótesis del amor.
El sueño de Laura Collins siempre ha sido seguir la estela de sus padres, que se conocieron y enamoraron en el Hospital Whitestone de Phoenix, Arizona, uno de los mejores centros médicos del país. Cuando por fin logra la ansiada plaza como residente de primer año siente que su sueño se ha cumplido y ni siquiera la ruptura con su pareja va a poder arrebatárselo.
Sin embargo, una vez allí, Laura será puesta a prueba con cada paciente, bajo el estrés, el desgaste emocional, los accidentes, enfermedades e incluso la muerte, además de sentir el miedo perenne a equivocarse. A pesar de todo, cuenta con el apoyo del resto de residentes -Mitch, Sierra, Maisie y Jane- que se convertirán casi en familia y le harán la vida más fácil.