Cuando Jack Flowers, Alias Jack Fiori, se dejó caer por Singapur, no tardó en aprenderlo todo acerca de puertos y gentes que viven en los confines del mundo, como en aquella península al sur de Indochina y en aquellos buenos tiempos en que sus burdeles, casas de masaje y espectáculos eran el centro de diversión de toda Asia. A veces marinero, otras abastecedor de barcos, otras simplemente golfo y otras aún alcahuete, honesto y generoso, Jack podía ofrecer cualquier cosa a los turistas y jactarse de no defraudarlos jamás. Había sido el más joven bebedor del Bandung Club, pero ahora, ya cincuentón, es toda una institución en la ciudad. Mientras otros náufragos de la vida como él empiezan a temer una muerte sórdida en aquella tórrida isla tropical, Jack sigue esperando la realización del perfecto sueño mágico y, para ello, convierte la fantasía en realidad cotidiana, lejos de aquel puerto roñoso, lleno de cucarachas y tan cercano a esa guerra infame que lo corroe todo.
Quim acaba de llegar al internado de La Liande, uno más en la larga lista de centros que acumula a sus espaldas. Esta es su última oportunidad, un nuevo comienzo. Sin embargo, durante la primera noche un grupo de chicos le incita a colarse en el bosque que rodea el recinto. Todo parece una broma sin importancia hasta que Quim no regresa.
La mañana siguiente amanece como cualquier otra, pero Jonás, Matías y los demás saben que algo no va bien y que no fueron sinceros con él... Quizá deberían haberle contado que el bosque es un lugar prohibido; quizá lo habrían hecho de haber sabido que tras sus ramas habitan peligros inimaginables. Ahora solo les queda adentrarse en él para sacarlo de ahí antes de que sea demasiado tarde.
Salambó es una novela histórica de gran importancia para las letras universales por tratarse de un texto escrito a partir de una minuciosa investigación por parte de Flaubert. El relato se ubica en el siglo III en la llamada Guerra de los Mercenarios (en Cartago tras la primera Guerra Púnica) e incluye, para deleite de sus lectores, personajes como Salambó y Matho que son llevados por amores, traiciones, pérdidas, vacíos y los dolores propios de una historia cruel y violenta.
Mencionada apenas en los Evangelios, la figura de Salomé atrajo ya desde la Edad Media la imaginación de los artistas figurativos. Sin embargo, fue sobre todo a partir del siglo XIX, y especialmente en el último cuarto de este siglo y el primero del XX, cuando alcanzó un lugar preeminente en el imaginario artístico moderno como figura en la que confluyen belleza y maldad, esplendor y lujuria, así como esa exacerbación de los sentidos cuya búsqueda es tan propia de la época. Escrita originalmente en francés en 1891 durante un larga estancia en París, Oscar Wilde aunó en Salomé la visión clásica transmitida por Flaubert en obras como «Salambó» o «Herodías» con la mirada decadente llena de oros bizantinos del pintor Gustave Moreau, para alumbrar una obra magnífica en la que laten la violencia y la sexualidad.
La cabeza de Juan el Bautista a cambio de una danza erótica: la pieza teatral en un acto de Oscar Wilde lo reunía todo para escandalizar a la sociedad victoriana. La presente edición reproduce sin censuras las exquisitas ilustraciones originales de Aubrey Beardsley, creadas para la edición inglesa de la obra. La traducción al castellano fue realizada por Rafael Cansinos Assens en 1919.
Marcel Proust escribe con una diferencia de cinco años, de tres si nos atenemos a la fecha del último "salón" publicado (1905) y el primer "pastiche" (1908), estos dos conjuntos de textos presididos por una idea absolutamente distinta. Si los Salones pertenecen al mundo en que se ha movido la primera juventud del autor y en el que ha nacido su primer libro, Los placeres y los días (1896), en El caso Lemoine se trata de una gimnasia del oficio de la escritura, de un ejercicio de análisis de estilos ajenos a traves de un caso de crónica de sucesos: la estafa de un tal Lemoine a la más alta compañía de diamantes del mundo. En los Salones encontramos un Proust alabancero, que reseña, bajo pseudónimo y en Le Figaro, actos sociales de ese mundo aristocrático con el que más tarde saldaría cuentas críticas en distintos volúmenes de A la busca del tiempo perdido, su obra capital (en 'La parte de Guermantes' y 'Sodoma y Gomorra' sobre todo, y tan acerbas como en el viscontiniano "Baile de las Cabezas" de 'El tiempo recobrado').