«He vuelto al Instituto Katmere, pero me siento extraña, me atormentan cosas que no recuerdo haber vivido, y sigo luchando por comprender quién o qué soy realmente. Cuando empiezo a sentirme segura de nuevo, Hudson reaparece con sus ideas de venganza, insiste en que hay secretos que no conozco, secretos que pueden abrir una brecha entre Jaxon y yo para siempre. Pero enemigos mucho peores nos están esperando?»
«Con el Círculo atrapado en una jugada de poder y la Corte de Vampiros tratando de arrastrarme hacia su mundo, lo único que todos tenemos claro es dejar Katmere significaría mi muerte segura. Tengo que luchar, no solo por mi vida, sino por la de todos. Solo sé que salvar a las personas que amo requerirá sacrificio. Quizás más de lo que puedo dar.»
Llega la segunda parte de la nueva obsesión juvenil.
He vuelto al instituto Katmere, pero me siento extraña, me atormentan cosas que no recuerdo haber vivido y sigo luchando por comprender quién o qué soy realmente. Cuando empiezo a sentirme segura de nuevo, Hudson reaparece con sus ideas de venganza, insiste en que hay secretos que no conozco, secretos que pueden abrir una brecha entre Jaxon y yo para siempre. Pero enemigos mucho peores nos están esperando…
Con el Círculo atrapado en una guerra de poder y la Corte Vampírica tratando de arrastrarme hacia su mundo, lo único que todos tenemos claro es que dejar el Katmere significaría mi muerte segura. Tengo que luchar, no solo por mi vida, sino por la de todos. Solo sé que salvar a las personas que amo requerirá sacrificios. Quizá más de lo que puedo dar.
Cansada de la estresante vida de la ciudad, Laura decide trasladarse con su pareja a una casa en Nevà, un pequeño pueblo de los Pirineos. La idea es pasar tres meses de prueba antes de atreverse a dar el gran salto y, tal vez, mudarse de forma definitiva.
Pronto se reencontrará con todo un ecosistema muy familiar y que casi había olvidado: el de su infancia en la fría tierra de Teruel rodeada del lenguaje de las flores, los árboles y las plantas, así como el de toda una estirpe de mujeres comprometidas con el amor y el conocimiento de la naturaleza que le inocularon el «furor botánico». Su bisabuela Pilar, que curaba los desánimos con azafrán y la planta de San Juan; su abuela Carmen, con la que Laura recogía la aceituna; su madre, que sigue mandándole alcoholes para friegas, y su hermana Marina, que calma las rabietas de su hija con aceites esenciales.
Entre recuerdos entretejidos con espléndidas ilustraciones, paseos por los senderos de los bosques para recoger setas, proyectos para su nueva casa y consejos para ajardinar nuestras vidas, Laura nos descubre la exuberante bondad del universo de las plantas.