En el verano de 1816, el poeta Percy B. Shelley y su esposa Mary se reunieron con Lord Byron y su médico en una villa a orillas del lago Leman. A instancias de Lord Byron y para animar una velada tormentosa, decidieron que cada uno inventaría una historia de fantasmas. La más callada y reservada, Mary Shelley, dio vida así a quien sería su personaje más famoso: el doctor Frankenstein. Al cabo de un año completaría la novela.
Cansada de la estresante vida de la ciudad, Laura decide trasladarse con su pareja a una casa en Nevà, un pequeño pueblo de los Pirineos. La idea es pasar tres meses de prueba antes de atreverse a dar el gran salto y, tal vez, mudarse de forma definitiva.
Pronto se reencontrará con todo un ecosistema muy familiar y que casi había olvidado: el de su infancia en la fría tierra de Teruel rodeada del lenguaje de las flores, los árboles y las plantas, así como el de toda una estirpe de mujeres comprometidas con el amor y el conocimiento de la naturaleza que le inocularon el «furor botánico». Su bisabuela Pilar, que curaba los desánimos con azafrán y la planta de San Juan; su abuela Carmen, con la que Laura recogía la aceituna; su madre, que sigue mandándole alcoholes para friegas, y su hermana Marina, que calma las rabietas de su hija con aceites esenciales.
Entre recuerdos entretejidos con espléndidas ilustraciones, paseos por los senderos de los bosques para recoger setas, proyectos para su nueva casa y consejos para ajardinar nuestras vidas, Laura nos descubre la exuberante bondad del universo de las plantas.
Se dice que cuando John F. Kennedy hizo su famosa declaración en la radio, («no preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino más bien qué puedes hacer tú por el país»), Patricia Highsmith se levantó, fue a la cocina y dio de comer a los gatos. Estos animales, que desde siempre han fascinado a hombres y mujeres de letras —la lista es inagotable, pero baste nombrar a Baudelaire, Poe, Colette, Borges, Huxley, Cortázar, Hemingway y Doris Lessing—, fueron fi eles compañeros de Highsmith a lo largo de su vida. Llegó a tener seis, que dormían en su cama, se sentaban en su escritorio y fueron objeto de su obra literaria y artística de manera sostenida.
Entre los músicos de la Orquesta de Venus, Gauche, el violonchelista, es sin lugar a dudas el menos dotado: entra a destiempo, su instrumento desafina y no transmite ninguna emoción. Sin embargo, cuando el director se lo reprocha enfurecido, Gauche no se rinde, sino que redobla esfuerzos y comienza a practicar por las noches. Entonces, unos inesperados visitantes empiezan a acudir a sus ensayos. Juntos harán que su forma de tocar cambie por completo.
Ted Hughes, uno de los grandes poetas ingleses de nuestro tiempo poeta laureado, famoso por su tormentosa relación con la escritora Sylvia Plath , escribió Gaudete, uno de los libros más singulares y experimentales de la poesía del siglo XX, en la cúspide de su madurez poética y volcó en la obra toda su experiencia y su capacidad de riesgo. Gaudete logra rebasar las fronteras de la poesía para convertirse en un libro indefinible, poliédrico. Es a un tiempo un guion cinematográfico, una novela y una secuencia de poemas que además experimenta una transformación estilística, desde el alucinado poema en prosa del prólogo, pasando por los poemas narrativos centrales, hasta los últimos, breves y oscuros poemas del epílogo. Una obra maestra, capital e inclasificable.
Una obra anticipadora del dilema ecológico en la supervivencia. Publicado en 1945, Golfo de Penas reúne dieciocho relatos situados en la pampa patagónica, donde sus protagonistas -capitanes de barco, cetáceos, goletas, cazadores de focas, entre otros- se enfrentan a la soledad y la grandeza de tierras remotas, dejando al descubierto la esencia más primitiva del ser humano en su lucha por sobrevivir y, al mismo tiempo, desvelando una belleza primigenia, bondad y el amor por la naturaleza.
Jock (Wytches, Batman): Es un cabellero que escribe y dibuja Gone, la trepidante odisea de Abi, una joven atrapada y perseguida en una lujosa nave-ciudad. Al convertirse en una guerrera marcada por la batalla, líder de una rebelión, Abi debe enfrentarse a probabilidades desesperadas y horrores del espacio profundo, en un vertiginoso viaje que abarcará años luz y décadas de tiempo. A pesar de las dificultades, un sueño mantiene a Abi en pie: regresar al hogar y a la familia de la que fue arrancada hace una vida entera.
El «anochecer», ese espacio ambiguo entre dos luces, se convierte en el escenario en el que una voz dolida e inteligente nos habla de la soledad, la enfermedad, el encuentro entre muertos y vivos, la fuerza frágil de la palabra, la necesidad del arte.
Sin conocer en detalle la anécdota que genera el poema, el lector ingresa sin embargo en un ámbito de inmediata y poderosa intimidad que acaba haciéndole partícipe de una especial trascendencia cotidiana.
«György Korin detuvo el coche ante la entrada del bar non stop de la estación de autobuses, paró como pudo el motor, se apeó y?como quien está convencido de encontrar allí realmente, con esas cuatro palabras en la cabeza, aquello que buscaba después de pasar tres días sumido en un estado etílico?empujó la puerta sin titubear, se dirigió tambaleándose a un hombre solitario, la única persona que se hallaba ante la barra, y, en vez de derrumbarse en el acto, tal y como habría correspondido a su estado de embriaguez, le dijo, silabeando con enorme esfuerzo: ?Querido ángel, llevo mucho tiempo buscándote?».
Leo y Thomas se conocen por azar en una multitudinaria fiesta parisina y, pese a su diferencia de edad y origen —Leo es un escritor italiano establecido, y Thomas un joven alemán aspirante a pianista considerablemente más joven—, se embarcan en una intensa relación. Pero la pasión toma tantas formas como amantes que la experimentan, y durante los años siguientes los dos hombres bailan una cuidadosa coreografía hecha de espacios y de distancias.
Leo entiende el amor como un anhelo, un ejercicio de extrañar y desear, y evita a toda costa compartir un espacio doméstico con Thomas, algo que, por otro lado, resultaría inconcebible para la sociedad que los rodea y los rechaza. Así viven varios años en habitaciones separadas, con vidas conectadas pero no fusionadas. Pero la trágica muerte de Thomas enfrenta a Leo a la soledad verdadera.
Impulsado por la necesidad de olvidar, o tal vez de encontrar, vaga por los destinos que habitó con su amado. El redescubrimiento de una de las novelas más revolucionarias de las letras italianas de finales de los años 80 por un autor de culto de la literatura queer.