Esta es "la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, una breve e intensa visión del absurdo que supone una existencia anodina...". En las páginas de La hora de la estrella, considerada una de sus obras más importantes, aparece en toda su magnitud el personalísimo estilo de Clarice Lispector: su peculiar forma de transformar las palabras en imágenes vigorosas y puras se une aquí a una compleja estructura formal.
Un lúcido relato sobre la deshumanización y el absurdo en tiempos de guerra. «Fue el 15 de abril». El sonido de las sirenas antiaéreas irrumpe en la extraña cotidianidad de Izawa; en cuestión de minutos, los aviones americanos convierten su barrio de Tokio en un mar incendiado. El sentido de la vida y del arte; el sueldo de doscientos yenes para comprar tabaco, arroz y sopa de miso; la delgada línea que separa al entendimiento de la locura y a la angustia de los hombres del silencio estático de los niños; el afecto por una mujer reducida a los instintos de la carne, todo queda suspendido como las bombas en el aire antes de caer. Satori Hilados: Una colección de cuadernos artesanales con hilo visto en cosido Singer. La introducción perfecta a una de las voces más agudas de la narrativa japonesa del siglo XX. Una obra sobre la voluntad de vivir abriéndose paso entre el fuego y la destrucción.
Esta comedia frívola para gente seria, o, como tambien la describe Oscar Wilde, "una farsa admirable para el estilo, pero fatal para la escritura", es quizá la obra más conocida y representada del genial autor irlandes. En ella, Wilde se consagra al ingenio del lenguaje y hace del estilo, la cháchara y el sinsentido el núcleo de la pieza. Comedia de enredos que lanza sus dardos al matrimonio, la religión o aquello que nos hace respetables, narra la historia de dos hombres, Jack y Algernon, que emplearán toda clase de engaños para añadir emoción a sus vidas.
Mafalda nunca para de hacerse preguntas, demasiadas preguntas, que a menudo irritan y desbordan a todos aquellos que la rodean. En La injusticia nuestra pequeña indignada se plantea los temas universales y comparte sus inesperadas y contundentes reflexiones sobre el mundo.
Si hay algo que Mafalda no soporta bajo ningún concepto (además de la sopa) es la injusticia, y no deja de recordárnoslo siempre que tiene ocasión. ¿Por qué hemos de dejar la justicia en manos de los adultos, si estos nunca entienden nada?
«Y estos derechos... a respetarlos, ¿eh? ¡No vaya a pasar como con los diez mandamientos!».
La crítica ha dicho...«Quino, el grande Quino, seguirá vivo en su Mafalda, que nos enseñó que, como siempre, lo urgente no deja tiempo para lo importante.»Héctor Abad Faciolince
«Nunca he amado a una mujer que no haya amado previamente a Mafalda.»Manuel Jabois
«Qué importante has sido en nuestras vidas. [...] Siempre estaban tus viñetas dando sentido a los detalles absurdos de la vida y la sociedad.
Varios años después de publicar La invasión (1967), Ricardo Piglia reescribió los relatos que integraban el libro siguiendo la máxima de Hemingway, según la cual todo lo que se saque de un relato no hará más que mejorarlo. A las diez narraciones primitivas se sumaron otras cinco, aparecidas en revistas literarias, y dos más que escribió durante el proceso. Piglia partió de la misma situación inicial, consciente de que «la misma historia con otros protagonistas es otra historia (y sin embargo en un sentido es también la misma)». Lo es, en efecto, ya que en todos los relatos emergen los temas que conforman su imaginario: la revisión crítica de la historia de Argentina, la frontera entre ficción y realidad, o las tramas metaliterarias donde sus autores de cabecera aparecen como un personaje más.
En la década de 1880, un geógrafo francés llamado François Élie Roudaire quiso inundar parte del desierto del Sáhara con agua del Mediterráneo, excavando un canal desde el golfo de Gabes hasta un conjunto de lagos salados norteafricanos, con la intención de modificar así el paisaje y crear un microclima propicio al desarrollo de la agricultura.
Durante toda su vida Virginia Woolf cultivó con maestría el ensayo en textos escritos para los principales periódicos y revistas de su tiempo. La presente antología, que reúne dieciocho de esas piezas, se centra en la constante reflexión que llevó a cabo sobre las obras escritas por mujeres, y ofrece artículos y reseñas que examinan desde las cartas de madame de Sevigné hasta los diarios de Katherine Mansfield, pasando por la poesía de Christina Rossetti y las grandes novelas de Jane Austen y las hermanas Brontë. El conjunto proporciona un revelador contrapunto de las ideas propuestas por la autora en su famoso ensayo Una habitación propia.
Ola Olajide, una meditica periodista, va a casarse con el amor de su vida dentro de un mes. Jovenes, guapos, con exito, Michael y ella parecen tenerlo todo.
Hasta que una mañana, al despertar, los dos reciben el mismo mensaje:
??Has visto la Lista??.
Un listado de acusaciones an?nimas sobre hombres maltratadores se ha publicado en internet. Ola se ha labrado un nombre dando en primicia este tipo de noticias. Normalmente, seria la primera en cubrir el tema y pedir que despidieran a esos hombres, salvo que, esta vez, el nombre de Michael esta en la lista.
Con su futuro en juego, Ola le da un ultimatum a Michael para que demuestre su inocencia antes del dia de la boda, pero y si la verdad de lo que ha pasado lo cambia todo para ellos?
Navidad de 1884. El joven médico y aspirante a escritor Arthur Conan Doyle es invitado a una sesión de espiritismo en una casa del East End londinense. La velada da un giro macabro cuando dos personas son brutalmente asesinadas, y el propio Doyle está a punto de correr la misma suerte. Su salvador es Jack Sparks, un enigmático aventurero y maestro del disfraz que afirma ser agente especial al servicio de Su Majestad la Reina Victoria. Sparks revela a Doyle que ha sido marcado como objetivo por una siniestra secta de satanistas conocida como la Hermandad Oscura. Unidos por el peligro, Doyle y Sparks se embarcan en una trepidante persecución que los llevará desde los oscuros callejones de Londres hasta los rincones más remotos de Europa, enfrentándose a amenazas tanto humanas como sobrenaturales. Su única pista es una lista con siete nombres: los líderes de la Hermandad. En su camino, se cruzarán con sociedades ocultistas, practicantes de magia negra, gárgolas que cobran vida, científicos desquiciados y figuras emblemáticas como Madame Blavatsky y Bram Stoker. El destino del Imperio británico pende de un hilo, y solo ellos pueden evitar su caída.
Al pueblo ha llegado «la mala hora» de los campesinos, la hora de la desgracia. La comarca ha sido «pacificada» después de tanta guerra civil. Han ganado los conservadores, que se dedican a perseguir cruel y pertinazmente a sus adversarios liberales. Al alba de una mañana, mientras el padre Ángel se dispone a celebrar la misa, suena un disparo en el pueblo. Un comerciante de ganado, advertido de la infidelidad de su mujer por un pasquín pegado a la puerta de su casa, acaba de matar al presunto amante de ésta. Es uno más de los pasquines anónimos clavados en las puertas de las casas, que no son panfletos políticos, sino simples denuncias sobre la vida privada de los ciudadanos. Pero no revelan nada que no se supieran de antemano: son los viejos rumores que ahora se han hecho públicos, y a partir de ellos estalla la violencia subyacente a la luz tórrida, espesa, cansada y pegajosa, en una serie de escenas encadenadas de inolvidable belleza.
«El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la fecha y su correspondencia en el santoral. "Martes, 4 de octubre", pensó; y dijo en voz baja: "San Francisco de Asís".»
Emir Rodríguez Monegal dijo...«En La mala hora García Márquez no sólo aporta su maestría sino una capacidad de superar el realismo por la vía de una exasperación de las situaciones y de una discreta alegorización de los motivos esenciales de la novela.»