Conocimos a Frank Bascombe en el ya lejano 1986 con El periodista deportivo y sus andanzas nos han ido mostrando las transformaciones de Estados Unidos en las últimas décadas. Reaparece ahora con 74 años y arranca su relato con esta frase: «Últimamente, me ha dado por pensar en la felicidad más que antes.» A continuación, hace un repaso sucinto de su vida: perdió a un hijo, a sus padres y a algún otro ser querido; ha pasado por dos divorcios; ha sobrevivido a un cáncer; recibió un disparo en el pecho y ha superado huracanes y una depresión.
Ahora, al final de su vida, se ve convertido en cuidador de su hijo Paul, que padece ELA y está recibiendo tratamiento en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota. Cuando le dan el alta, padre e hijo deciden emprender un viaje hasta el emblemático monte Rushmore, evocando otro que Frank hizo de niño, con sus progenitores.
Norteamérica −con Trump en el horizonte− desfila por la ventanilla del coche y se suceden los encuentros con personajes variopintos, mientras padre e hijo aprenden a conocerse. Frank pasa revista a su vida llena de altibajos y cambios, y trata de encontrar en ella algo de sentido y esperanza, atisbos de felicidad.
Richard Ford retorna −con toda probabilidad por última vez− a su personaje más emblemático para construir otra monumental «gran novela americana».
Guatemala, 1954. El golpe militar perpetrado por Carlos Castillo Armas y auspiciado por Estados Unidos a través de la CIA derroca el gobierno de Jacobo Árbenz. Detrás de este acto violento se encuentra una mentira que pasó por verdad y que cambió el devenir de América Latina: la acusación por parte del gobierno de Eisenhower de que Árbenz alentaba la entrada del comunismo soviético en el continente.
Tiempos recios es una historia de conspiraciones internacionales e intereses encontrados, en los años de la Guerra Fría, cuyos ecos resuenan hasta la actualidad. Un suceso que involucró a varios países y en el que algunos verdugos acabaron convirtiéndose en víctimas de la misma trama que habían ayudado a construir.
En esta novela apasionante, que conecta con la aclamada La Fiesta del Chivo, Mario Vargas Llosa funde la realidad con dos ficciones: la del narrador que libremente recrea personajes y situaciones, y la diseñada por aquellos que quisieron controlar la política y la economía de un continente manipulando su historia.
«[...] Nunca había estado Ursúa en mejores condiciones para emprender una aventura, más vigoroso, más dueño de su voluntad y de su lenguaje, y nunca, sin embargo, empezó a sentirse tan lejos del deseo de viajar, de iniciar campañas guerreras, de cabalgar persiguiendo sueños tras las montañas. [...] Cuando ya se sentía a las puertas del tesoro soñado por años, un tesoro más inmediato y deleitable lo había envuelto en sus redes, y si estuviera todavía a su lado Juan de Castellanos, tal vez el poeta habría dicho que la guerra y el amor se estaban disputando el corazón de Ursúa, y que siendo divinidades igualmente poderosas, era comprensible que el resultado fuera una invencible inmovilidad.»
ENTRÓ EN EL INFIERNO DISPUESTA A PERSEGUIR SUS DEMONIOS.
NUNCA PENSÓ QUE UNO DE ELLOS EXIGIRÍA SU CORAZÓN.
La vida de Ares ha cambiado en poco tiempo. Ahora sabe el legado que corre por sus venas y conoce su misión: proteger a su ciudad y a su familia de la incursión de una Corte de Bacus plagada de demonios.
Ares quiere venganza y para ello deberá infiltrarse como pareja virtuosa de Adonis en las fiestas báquicas, unos rituales sexuales exclusivos en honor a Bacus. Juntos tendrán que enfrentarse a un peligroso juego que pondrá precio a sus almas, dejándose arrastrar por una espiral de tentación y deseo que jamás habían experimentado.
PECADOS. VICIO. PLACER.
Conoces a la persona adecuada. Tu vida hace clic y todo funciona.
Pasas de compartir notas secretas a pasar largas tardes en un coche con la persona que siempre has deseado.
Sonrisas, caricias, pasión... cuando vives embriagado por la pasión, lo explosivo y lo adictivo ¿qué puede ir mal?
Probablemente TODO.
Las cosas buenas no se consiguen con facilidad y lo que creías que estaba dictado por el destino, tal vez, no eran más que películas en tu cabeza.
Pero... ¿quiénes serían Clover y Callum si no luchasen contra todo lo preestablecido?
Un irlandés y su trébol. Eso es lo que siempre serán.