Publicada por entregas en el periódico 'Niva' hace ciento veinte y cinco años, "Resurrección" (1899), además de última novela aparecida en vida de Lev Tolstói, es la tercera en ambición del escritor ruso, tras "Guerra y paz" (1869) y "Anna Karénina" (1877). Cumplidos los setenta años, Tolstói refleja su preocupación por la búsqueda de una sociedad más justa que corrigiese los privilegios de la aristocracia rusa sobre la población campesina, prácticamente esclavizada. Esa obsesión propia también la siente su protagonista, el joven príncipe Nejliúdov, quien asiste como miembro del jurado al juicio contra la que fuera un amor de juventud, Katia Máslova, que será condenada por envenenamiento a una cárcel siberiana. El remordimiento le llevará a cuestionarse las complejas relaciones de los poderosos con los más humildes y la incapacidad de estos para aceptar un cambio social en defensa de sus derecho
«La obra de Oscar Wilde es un canto al individuo irrepetible y único en un marco social cada vez más despersonalizado y despersonalizante».LUIS ALBERTO DE CUENCA «Más allá del clásico en el que se ha convertido, y dejando de lado su espíritu de novela gótica, en la que lo maravilloso y costumbrista se dan la mano para crear un universo completamente nuevo, El retrato de Dorian Gray (1890) es una minuciosa descripción de qué ocurre con el libre albedrío cuando se encuentra desligado de la responsabilidad y de la conciencia. La novela comparte la recargada estética de sus cuentos, la ligereza del diálogo, el giro emocional, un poco sentimental incluso, de sus protagonistas. Pero capta, como no se arriesgó en otras obras, el espíritu de la época, los pliegues del alma de Wilde, y, como todos los clásicos, se adelanta a una sociedad que, más de un siglo después, continúa absorta en su propia imagen, venera la juventud, relativiza los valores, desprecia lo fundamental del arte y sigue bailando, mientras todos miran, mientras todos ocultan algo que no desean que los demás contemplen»
Aunque fraguadas sobre todo entre 1858 y 1861, las Rimas están integradas por piezas compuestas a lo largo de casi quince años, hasta el momento de la muerte de Bécquer, sin alcanzar una ordenación definitiva. Los temas dominantes son los propios de la poesía amorosa de todos los tiempos, como la melancolía y la incomunicación, modulados por toda la tradición aprendida (desde el clasicismo grecolatino hasta los romanticismos de escuela, pasando por la literatura del Siglo de Oro) y prestando atención a procedimientos propios de la literatura de consumo, como el sentimentalismo del folletín, la dramatización de la vida privada, la métrica de la zarzuela o el tono de la poesía alemana y de la balada de mediados de siglo.
Tras una travesía llena de aventuras y peligros, el marinero Robinson Crusoe naufraga en una isla desierta donde le esperan más de dos décadas de absoluta soledad.
Para sobrevivir y construir un nuevo mundo desde cero, cuenta con una sola herramienta: sus propias manos. Considerado el padre de la novela británica, Daniel Defoe recurre en esta historia a un brillante uso de la perspectiva para poner en primer plano aspectos como los peligros de la naturaleza, el instinto o la soledad. Uno de los libros de aventuras más leídos de todos los tiempos, traducido por el maestro Julio Cortázar.
Aunque la historia que narra no es original de William Shakespeare, el genial dramaturgo británico supo elevarla a la categoría de mito y arquetipo. Romeo y Julieta es la más célebre tragedia escrita por el autor, que se ha ganado el corazón de generaciones enteras de espectadores y lectores. El amor imposible entre Romeo Montesco y Julieta Capuleto debido a viejas rencillas familiares sigue emocionando, y el desenlace, por truculento que sea y conocido que resulte, aún nos conmueve.
Mencionada apenas en los Evangelios, la figura de Salomé atrajo ya desde la Edad Media la imaginación de los artistas figurativos. Sin embargo, fue sobre todo a partir del siglo XIX, y especialmente en el último cuarto de este siglo y el primero del XX, cuando alcanzó un lugar preeminente en el imaginario artístico moderno como figura en la que confluyen belleza y maldad, esplendor y lujuria, así como esa exacerbación de los sentidos cuya búsqueda es tan propia de la época. Escrita originalmente en francés en 1891 durante un larga estancia en París, Oscar Wilde aunó en Salomé la visión clásica transmitida por Flaubert en obras como «Salambó» o «Herodías» con la mirada decadente llena de oros bizantinos del pintor Gustave Moreau, para alumbrar una obra magnífica en la que laten la violencia y la sexualidad.