Una obra maestra de la literatura que relata la degeneración progresiva de la familia Compson, sus secretos y las relaciones de amor y odio que la sostienen y la destruyenPor primera vez, William Faulkner introduce el monólogo interior y revela los diferentes puntos de vista de sus personajes. El libro se cierra con un apéndice que descubrirá al lector los entresijos de esta saga familiar de Jefferson, Mississippi, conectándola con otros personajes de Yoknapatawpha, territorio creado por Faulkner como marco de muchas de sus novelas. «Cuando leí a William Faulkner, de repente me di cuenta de que la prosa podía tener la libertad y la posible indisciplina de la poesía.» Michael Ondaatje
El anciano Ogata Shingo no consigue ganarse ni el amor ni el respeto de sus hijos, pero sin embargo puede oír el rumor de la montaña. Como cabeza de familia, le preocupa la decadencia moral de sus descendientes: Shuichi, a quien la guerra ha helado el corazón, está casado con la maravillosa Kikuko pero le es infiel y tiene un hijo con otra mujer; por otro lado, Fusako vuelve a la casa paterna con sus dos hijos tras haberse divorciado de un marido drogadicto. Tanto Shuichi como Fusako creen que su padre es demasiado viejo e interpretan sus silencios como senilidad. Pero, en realidad, el pensamiento de Ogata Shingo sigue activo, repleto de hermosas imágenes, de sonidos de la naturaleza, de aromas, de escenas. Bajo la fina capa de la vida familiar, cada uno de sus miembros vive, en solitario, su drama, luchando en unas ocasiones contra el amor y en otras, contra la muerte. El ganador del Premio Nobel de Literatura en 1968 nos deleita con una obra que gira en torno a la soledad, la muerte y la búsqueda obsesiva de la belleza.
Considerada una de las más grandes y bellas historias de amor de la literatura. El rumor del oleaje narra el nacimiento y consumación del idilio entre dos adolescentes situados en un mundo arcádico, primitivo y elemental: una isla japonesa en la que sobrevive una comunidad de pescadores apartada de la civilización y donde se percibe por doquier el olor salobre del mar, la fragancia de las cuerdas de cáñamo, el humo invisiblr de las hogueras y el rumor de un oleaje azul intenso que todo lo circunda. Guiado por su admiración hacia el modelo humano y la tradición bucólica de la Grecia clásica, que era capaz de establecer una perfecta coincidencia entre la vida humana y la misteriosa belleza de la naturaleza, Yukio Mishima (1925-1970) construye una bellísima novela acerca de uno de los temas perennes de la literatura
«¿En qué habrá afectado a nuestra existencia el hecho de ser mujeres? ¿
Qué oportunidades, exactamente, nos han sido dadas y cuáles nos han sido
negadas? ¿Qué pueden esperar nuestras hermanas más jóvenes y en qué
sentido hay que orientarlas? Es chocante que el conjunto de la
literatura femenina esté animado en nuestros días mucho menos por una
voluntad dereinvindicación que por un esfuerzo de lucidez; al salir de
una era de desordenadas polémicas; este libro es una tentativa, entre
otras, de recapitular la cuestión».
Simone de Beauvoir
Fábula moral acerca de la condición humana, EL SEÑOR DE LAS MOSCAS es además un prodigioso relato literario susceptible de lecturas diversas y aun opuestas. Si para unos la parábola que WILLIAM GOLDING estructura en torno a la situación límite de una treintena de muchachos solos en una isla desierta representa una ilustración de las tesis que sitúan la agresividad criminal entre los instintos básicos del hombre, para otros constituye una requisitoria moral contra una educación represiva que no hace sino preparar futuras explosiones de barbarie cuando los controles se relajan.
Sentado junto a una ventana con vistas a un lago cuyas aguas indefinidas, letárgicas, pusilánimes e indecisas le parecen fiel imagen de aquellos que, esperando su muerte, lo rodean en su retiro, el juez Casaldáliga ya no recuerda aquella frase que su padre le repetía de niño una y otra vez: «Has de tener bien presente que un hombre no es nada sin un destino». Un destino inconfundible y nítido que él buscó, empecinado, durante mucho tiempo, hasta que, en 1939, al regresar a su país después de un exilio de tres años en Lisboa, vio claro que el final de una guerra cuyas consecuencias ni le interesaban ni le importaban, le brindaba sin embargo una oportunidad para decidir no sólo su destino, sino también el de sus semejantes. El siglo (1983), una novela que se adentra en los mecanismos de la delación y la supervivencia, del dominio y la traición de los semejantes fue, durante mucho tiempo, una de las preferidas de su autor.